miércoles, 27 de mayo de 2009

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS 2009

Mensaje pastoral del Obispo de Zárate-Campana

Nos hallamos muy próximos a la solemnidad de Pentecostés, la cual, como el pasado año nos refiriera nuestro Papa Benedicto XVI, rememora en su imagen la “(…) antigua fiesta judía en la que se recordaba la Alianza de Dios con su pueblo en el monte Sinaí (Cf. Éxodo 19)”(1) y que “(…) se convirtió también en fiesta cristiana precisamente por lo que sucedió en esa ocasión, 50 días después de la Pascua de Jesús”(2). Pentecostés constituyó aquel «bautismo en el Espíritu Santo», que había sido anunciado por Juan Bautista: «Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo... Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego» (Mateo 3, 11).
De tal manera, con el gran acontecimiento de Pentecostés, de inicio de la misión de la Iglesia en la unidad querida por Cristo, el Espíritu Santo irrumpe suavemente en la primera comunidad cristiana, con Pedro a la cabeza, y supera infinitamente la ruptura y dispersión iniciadas por Babel, causantes de la confusión de los corazones. Pentecostés se transforma, así, para la Iglesia ya fundada y naciente, en el signo de comunión y de Amor divino más fuerte que las divisiones provocadas por el pecado y todas las consecuencias del pecado, más fuerte que las estructuras de pecado o pecado estructural, que existe también en el mundo de hoy.

Pentecostés le da el Alma a la Iglesia, y la fuerza de su misión. Sin el efecto de un Pentecostés perdurable en la Iglesia, esta última no sería sino una organización meramente humana, una estructuración sin alma. Las celebraciones litúrgicas no serían sino «espectáculos de temática religiosa». Pero el Espíritu Santo es el Alma de la Iglesia, que le fue insuflada con el Viento y el Fuego en el Cenáculo, de tal modo que la misma Iglesia debe «convertirse» cada día, cada instante, en lo que ella misma ES, el Cuerpo de Cristo y el Pueblo de Dios que vive en la historia: la PRESENCIA AMOROSA de Jesucristo, Señor de la historia, que rompe las barreras y divisiones, abre las fronteras entre los pueblos y nos hace un solo Pueblo, para alabanza de su Gloria.

Leemos en los Hechos de los Apóstoles que luego del descenso con potencia del Espíritu como Viento y Fuego, los discípulos salieron a anunciar en muchas lenguas la buena noticia de la resurrección de Cristo (Cf. 2,1-4). Es decir, la Iglesia comenzó su misión y colaboración con el Espíritu, misión en la cual muestra 'la sacramentalidad' que le atribuye el Concilio Vaticano II (a la Iglesia) cuando enseña que ella “(…) es en Cristo como un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión intima con Dios y de la unidad de todo el género humano”(3). Todos nuestros carismas, la misión que cada uno ha recibido en la Iglesia, el sentido de aquello para lo cual hemos sido llamados, bebe en las fuentes de esta 'sacramentalidad', la que da a la Iglesia Una Santa Católica y Apostólica el vigor y los carismas para operar visiblemente en toda la familia humana. Tengámoslo muy presente en este Año Paulino Jubilar, que ha traído tantas y tan abundantes gracias de comunión y misión, y que nos hallamos próximos a clausurar, como diócesis, el 27 de junio de este año, en comunión con la solemne clausura que hará el Santo Padre en Roma.

Pentecostés es para nosotros ocasión de renovar el carisma recibido, la Gracia de nuestro Bautismo y de nuestro Llamado, sea el que fuere, en el concierto del Don de la vocación cristiana. Y es un llamado renovado a evangelizar, con un solo corazón y una sola alma, deponiendo todo muro de división, dar testimonio viviente de la Resurrección gloriosa del Señor, que triunfó sobre el mal y pisó la cabeza de la antigua serpiente, transformando de tal modo la historia humana para siempre: «No es superfluo recordarlo: evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en su Verbo Encarnado, ha dado a todas las cosas el ser y ha llamado a los hombres a la vida eterna»(4)

La Virgen Madre, que con fe inquebrantable, mansedumbre y dulzura, esperó la venida del Espíritu en el Cenáculo, ayude a que nuestro corazón se abra a Aquél que es el Alma de la Iglesia, el Espíritu de Amor y de Consuelo.


+Oscar Sarlinga



27 de mayo de 2009


(1) BENEDICTO XI, Regina coeli, Ciudad del Vaticano, domingo, 11 mayo 2008

(2) Ibid.

(3) CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 1.

(4)PABLO VI, Exh. Evangelii nuntiandi, 26.

martes, 26 de mayo de 2009

VISITA PASTORAL AL PARTIDO DE BARADERO



El domingo 24, en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, el Sr. Obispo Mons. Oscar D. Sarlina realizó una nueva visita pastoral a la ciudad de Baradero, habiendo comenzado a las 9.30 en la parroquia de Nuestra Señora de Luján, de la cual es administrador parroquial el Pbro. Gastón Dedyn, y capellán externo, Mons. Roberto Amondaráin. Cabe destacar que el Pbro. Gastón Dedyn es Cura párroco de la parroquia de Santiago Apóstol, la más antigua de la ciudad (y de la Provincia de Buenos Aires).

El Obispo comenzó con la recepción y escucha de distintos miembros de la comunidad, pertenecientes a instituciones parroquiales, asociaciones y movimientos. A continuación celebró la eucaristía, a las 11, acompañado por el Pbro. Dedyn, celebración en la cual tuvo lugar el bautismo de un adulto, cuya madrina es su propia esposa y testigo su propia hija.
Por la tarde el Obispo retomó la atención de los fieles a las 14.15, hasta las 17.15, hora en que junto con el Pbro. Dedyn partieron a la localidad de Ireneo Portela (de 449 habitantes, según el INDEC, 2001), que cuenta con una hermosa capilla dedicada al Santísimo Nombre de Jesús (y que ha sido restaurada, así como la casa cural). El pueblo recibe su nombre en honor al Doctor Irineo Portela (15 de Julio de 1802) quien se destacara en la lucha contra la epidemia de escarlatina de 1836. Fue médico cirujano, profesor y legislador. En la localidad, en previsión de la visita del Obispo, el cura párroco había previsto una misión especial a cargo de las señoras de la Legión de María (de la parroquia de Ntra. Sra. de Luján). También allí el Obispo celebró la misa, con el templo colmado, y notable presencia de catequistas, niños de preparación a la primera comunión y algunos que se preparan para la confirmación.

A continuación Mons. Sarlinga y el Pbro. Gastón Dedyn se dirigieron a Baradero (centro) donde tuvo lugar la tercera celebración de la misa, vespertina, de 19, en el templo de Santiago Apóstol, también colmado de fieles.

sábado, 23 de mayo de 2009

Mensaje de Monseñor Oscar Sarlinga en laJornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

MENSAJE PASTORAL DEL OBISPO PARA LA JORNADA DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
«COMUNICAR, ACTO DE JUSTICIA Y DE AMOR QUE MANIFIESTA LA BELLEZA DE LA VERDAD»

Queridos hermanos y fieles cristianos de la diócesis:

I

ASCENSIÓN Y COMUNICACIÓN

EL SEÑOR JESÚS, HIJO DEL DIOS BENDITO, ASCENDIÓ A LOS CIELOS Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE, DE DONDE VENDRÁ A JUZGAR A LOS VIVOS Y A LOS MUERTOS.

Esta Jornada Mundial, en el Domingo de la Ascensión del Señor al Cielo, nos recuerda el derecho y el deber de todo cristiano de «comunicar» la Buena Nueva de la Salvación, tomando parte viviente, así, del ser mismo de la Iglesia, que llama a todos y a cada uno a ser testigos del Evangelio, a atestiguar a Jesucristo con la palabra y las obras. El Santo Padre nos ha dirigido un hermoso Mensaje, basado sobre el respeto, el diálogo y la amistad(1). De tal manera, el «testigo de Jesús», sea sacerdote, religioso, religiosa, consagrado o laico o laica (consagrados por el bautismo) comunica y transmite la fe cristiana, la vida divina, precisamente por las palabras y las obras.
II
COMUNICACIÓN Y MISIÓN RECIBIDA

De entre los seres creados para vivir en esta tierra, sólo el ser humano comunica en plenitud. En la Iglesia, el «comunicar» nos hace partícipes de una «misión común, de conjunto, en comunión orgánica», como nos lo sugiere la misma etimología del término en su raíz latina: «com» (junto con) y «municare», que proviene de «munus», que es misión, encargo, tarea, cometido, oficio por cumplir.

Estoy dirigiéndome a los fieles de esta diócesis. La comunicación a través de los medios «masivos» no tiene por qué darse, pues, en los grandes medios mundiales, ni siquiera continentales, nacionales o regionales. Al mismo tiempo, a veces tenemos pruritos al momento de utilizar dichos medios. Se podría confundir «estar dispuesto para la utilización de los medios de comunicación» con cierto afán de estrellato, aún en los niveles locales. Al contrario, más se es humilde, más y mejor se comunica. Tampoco tenemos que tener miedo, o retroceder porque pensamos que no tenemos carismas para ello. El Señor da la Gracia, si ponemos nuestra colaboración razonable. A cada uno de nosotros se nos pedirá cuenta por aquello de lo que de verdad disponemos para cumplir nuestra misión. Es evidente que nosotros no disponemos de los grandes medios. Es evidente que no tenemos un poder humano para acceder a ellos. Pero, aunque menos evidente, lo más grande es lo que se hace llevados por el Espíritu y con un corazón movido por él. Con nuestros medios modestos, nuestras radios, nuestros canales de TV urbanos, las páginas de Internet, blogs u otros medios tecnológicos (tantas veces generosamente puestos a disposición de la obra de la Iglesia) podemos hacer mucho bien, si ponemos espíritu y manos a la obra.

Pues hoy día las personas, aún en las ciudades chicas y en los pueblos, viven en contacto con una red casi constante de comunicación de pensamientos, ideas, acontecimientos y noticias que requieren de palabras de verdad, de serenidad, de llamado a la amistad social, lo cual no es otra cosa que el llamado a la verdad y al bien, ínsitos ambos en la interioridad de la persona, que es un ser relacional, llamada ella a abrirse al otro y a Dios, llamada a dar y recibir Amor. ¿Aprovechamos con espíritu de evangelización, con humildad, con ganas de ponernos a trabajar, todo este potencial?. La mente y el corazón de San Pablo Apóstol, con su intercesión, pueden ayudarnos a respondernos esta pregunta.

III
LA BELLEZA DE COMUNICAR JUSTICIA Y CARIDAD
Al mismo tiempo, «comunicar» de verdad emerge de las virtudes de la justicia y de la caridad. El Catecismo de la Iglesia católica nos refiere que el testimonio comunicado deviene, de tal modo, «un acto de justicia» que manifiesta la verdad, y la hace conocida(2). Y el Santo Padre BENEDICTO XVI, en su reciente «Mensaje» nos hace referencia, con gran profundidad, a la tendencia fundamental y constante del ser humano «a ir más allá de sí mismo» para entrar en la relacionalidad, la relación con los otros, de tal modo que: “En realidad, cuando nos abrimos a los demás, realizamos una de nuestras más profundas aspiraciones y nos hacemos más plenamente humanos. En efecto, amar es aquello para lo que hemos sido concebidos por el Creador. Naturalmente, no hablo de relaciones pasajeras y superficiales; hablo del verdadero amor, que es el centro de la enseñanza moral de Jesús: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas», y«amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Mc 12, 30-31)”(3).

Por esta fuerza y belleza de la verdad, el anunciar a Jesucristo a través de los medios de comunicación social constituye para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, uno de los más grandes desafíos, al punto de aplicársenos, también en este ámbito, el clamor de San Pablo “¡Ay de mí si no evangelizare!”. Sin hiperprotagonismos ni auto-empequeñecimientos, teniendo siempre presente que somos servidores de la Causa del Evangelio, y que el Gran Protagonista de la Evangelización es el Espíritu Santo (como lo decía Pablo VI en la Evangelii nuntiandi), tengamos presente que el Espíritu puede mover nuestros corazones a ser testigos en el mundo también en los medios de comunicación social.

Hagamos presente en nuestras mentes y corazones que ello puede constituir un magnífico ejercicio de los dones del mismo Espíritu recibidos en la confirmación, y que puede formar parte más que importante de un proyecto pastoral en nuestras comunidades. Más aún, en ese sentido, puede constituir un «martirio», en el sentido del testimonio, de la fe y de la verdad, con la ayuda de la virtud de la fortaleza, que encuentran todas ellas su plenitud en la caridad. Puede ser un «morir» a la pereza, y una realización concreta del gozo de evangelizar(4), lejos de todo unicato monopersonal (aunque con el respeto de la misión de cada uno), y haciendo partícipes a los otros. Pienso que las personas que aman de verdad experimentan a la vez el deseo de comunicar ardiente y equitativamente una riqueza interior, que es recibida de Dios, y les participan de ese espíritu también a otros que se sienten movilizados a hacerlo. Comunicar lo bueno y bello que hacen otros miembros de nuestras comunidades, es también un acto de caridad, que a su tiempo traerá bendición. Sólo que tenemos que trabajar, me parece, todavía más unidos, y colaborar de modo más comunional y, también, más organizadamente.

La Virgen Madre, que nos prepara a la COMUNICACIÓN DEL ESPÍRITU EN EL PRÓXIMO PENTECOSTÉS nos ayude en este propósito.


+Oscar Sarlinga


21 de mayo de 2009


(1) BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI con motivo de la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales “NUEVAS TECNOLOGÍAS, NUEVAS RELACIONES. Promover una cultura de respeto, de diálogo y de amistad” Solemnidad de la Ascensión del Señor 24 de mayo 2009.

(2) Cf CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 2472.

(3) BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI con motivo de la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales “NUEVAS TECNOLOGÍAS, NUEVAS RELACIONES. Promover una cultura de respeto, de diálogo y de amistad” Solemnidad de la Ascensión del Señor 24 de mayo 2009.

(4) Cf CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 2473.

viernes, 22 de mayo de 2009

JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES

En la Solemnidad de la Ascensión del Señor a los Cielos, celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales.

En el día domingo 24, nuestro Obispo Mons. Oscar Sarlinga visitará la ciudad de Baradero, mañana y tarde, a las parroquias de Nuestra Señora de Luján y Santiago Apóstol, respectivamente.

Reproducimos a continuación el mensaje del Santo Padre:

XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
XLIII Jornada Mundial
de las Comunicaciones Sociales
“NUEVAS TECNOLOGÍAS, NUEVAS RELACIONES.
Promover una cultura de respeto, de diálogo y de amistad”
Solemnidad de la Ascensión del Señor
24 de mayo 2009
Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI

"Queridos hermanos y hermanas:

Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, me es grato dirigirme a vosotros para exponeros algunas de mis reflexiones sobre el tema elegido este año: Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, diálogo y amistad. En efecto, las nuevas tecnologías digitales están provocando hondas transformaciones en los modelos de comunicación y en las relaciones humanas. Estos cambios resaltan aún más entre los jóvenes que han crecido en estrecho contacto con estas nuevas técnicas de comunicación y que, por tanto, se sienten a gusto en el mundo digital, que resulta sin embargo menos familiar a muchos de nosotros, adultos, que hemos debido empezar a entenderlo y apreciar las oportunidades que ofrece para la comunicación. En el mensaje de este año, pienso particularmente en quienes forman parte de la llamada generación digital. Quisiera compartir con ellos algunas ideas sobre el extraordinario potencial de las nuevas tecnologías, cuando se usan para favorecer la comprensión y la solidaridad humana. Estas tecnologías son un verdadero don para la humanidad y por ello debemos hacer que sus ventajas se pongan al servicio de todos los seres humanos y de todas las comunidades, sobre todo de los más necesitados y vulnerables.

El fácil acceso a teléfonos móviles y computadoras, unido a la dimensión global y a la presencia capilar de Internet, han multiplicado los medios para enviar instantáneamente palabras e imágenes a grandes distancias y hasta los lugares más remotos del mundo. Esta posibilidad era impensable para las precedentes generaciones. Los jóvenes especialmente se han dado cuenta del enorme potencial de los nuevos medios para facilitar la conexión, la comunicación y la comprensión entre las personas y las comunidades, y los utilizan para estar en contacto con sus amigos, para encontrar nuevas amistades, para crear comunidades y redes, para buscar información y noticias, para compartir sus ideas y opiniones. De esta nueva cultura de comunicación se derivan muchos beneficios: las familias pueden permanecer en contacto aunque sus miembros estén muy lejos unos de otros; los estudiantes e investigadores tienen acceso más fácil e inmediato a documentos, fuentes y descubrimientos científicos, y pueden así trabajar en equipo desde diversos lugares; además, la naturaleza interactiva de los nuevos medios facilita formas más dinámicas de aprendizaje y de comunicación que contribuyen al progreso social.
Aunque nos asombra la velocidad con que han evolucionado las nuevas tecnologías en cuanto a su fiabilidad y eficiencia, no debería sorprendernos su popularidad entre los usuarios, pues esta responde al deseo fundamental de las personas de entrar en relación unas con otras. Este anhelo de comunicación y amistad tiene su raíz en nuestra propia naturaleza humana y no puede comprenderse adecuadamente solo como una respuesta a las innovaciones tecnológicas. A la luz del mensaje bíblico, ha de entenderse como reflejo de nuestra participación en el amor comunicativo y unificador de Dios, que quiere hacerde toda la humanidad una sola familia. Cuando sentimos la necesidad de acercarnos a otras personas, cuando deseamos conocerlas mejor y darnos a conocer, estamos respondiendo a la llamada divina, una llamada que está grabada en nuestra naturaleza de seres creados a imagen y semejanza de Dios, el Dios de la comunicación y de la comunión.


El deseo de estar en contacto y el instinto de comunicación, que parecen darse por descontados en la cultura contemporánea, son en el fondo manifestaciones modernas de la tendencia fundamental y constante del ser humano a ir más allá de sí mismo para entraren relación con los demás. En realidad, cuando nos abrimos a los demás, realizamos una de nuestras más profundas aspiraciones y nos hacemos más plenamente humanos. En efecto, amar es aquello para lo que hemos sido concebidos por el Creador. Naturalmente, no hablo de relaciones pasajeras y superficiales; hablo del verdadero amor, que es el centro de la enseñanza moral de Jesús: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”, y “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (cf. Mc 12, 30-31). Con esta luz, al reflexionar sobre el significado de las nuevas tecnologías, es importante considerar no solo su indudable capacidad de favorecer el contacto entre las personas, sino también la calidad de los contenidos que se deben poner en circulación. Deseo animar a todas las personas de buena voluntad, y que trabajan en el mundo emergente de la comunicación digital, para que se comprometan a promover una cultura de respeto, diálogo y amistad.


Por lo tanto, quienes se ocupan del sector de la producción y difusión de contenidos de los nuevos medios han de comprometerse a respetar la dignidad y el valor de la persona humana. Si las nuevas tecnologías deben servir para el bien de los individuos y de la sociedad, quienes las usan deben evitar compartir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, y excluir por tanto lo que alimenta el odio y la intolerancia, envilece la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos.


Las nuevas tecnologías han abierto también caminos para el diálogo entre personas de diversos países, culturas y religiones. El nuevo espacio digital, llamado ciberespacio, permite encontrarse y conocer los valores y tradiciones de otros. Sin embargo, para que esos encuentros den fruto, se requieren formas honestas y correctas de expresión, además de una escucha atenta y respetuosa. El diálogo debe estar basado en una búsqueda sincera y recíproca de la verdad, para potenciar el desarrollo en la comprensión y la tolerancia. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias; es más bien la búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. A dichos fines se encaminan nuestras decisiones y el ejercicio de nuestra libertad, y en ellos –la verdad, el bien y la belleza– encontramos felicidad y alegría. No hay que dejarse engañar por quienes tan solo van en busca de consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección misma se presenta como el bien, la novedad se confunde con la belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad.


El concepto de amistad ha tenido un nuevo auge en el vocabulario de las redes sociales digitales que han surgido en los últimos años. Este concepto es una de las más nobles conquistas de la cultura humana. En nuestras amistades, y a través de ellas, crecemos y nos desarrollamos como seres humanos. Precisamente por eso, siempre se ha considerado la verdadera amistad como una de las riquezas más grandes que puede tener el ser humano. Por tanto, se ha de tener cuidado de no banalizar el concepto y la experiencia de la amistad. Sería una pena que nuestro deseo de establecer y desarrollar las amistades on line fuera en deterioro de nuestra disponibilidad para la familia, los vecinos y quienes encontramos en nuestra realidad cotidiana, en el lugar de trabajo, en la escuela o en el tiempo libre. En efecto, cuando el deseo de conexión virtual se convierte en obsesivo, la consecuencia es que la persona se aísla, interrumpiendo su interacción social real. Esto termina por alterar también los ritmos de reposo, de silenco y de reflexión necesarios para un sano desarrollo humano.


La amistad es un gran bien para las personas, pero se vaciaría de sentido si fuese considerado como un fin en sí mismo. Los amigos deben sostenerse y animarse mutuamente para desarrollar sus capacidades y talentos, y para poner estos al servicio de la comunidad humana. En este contexto es alentador ver surgir nuevas redes digitales que tratan de promover la solidaridad humana, la paz y la justicia, los derechos humanos, el respeto por la vida y el bien de la creación. Estas redes pueden facilitar formas de cooperación entre pueblos de diversos contextos geográficos y culturales, permitiéndoles profundizar en la humanidad común y en el sentido de corresponsabilidad para el bien de todos. Pero se ha de procurar que el mundo digital en el que se crean esas redes sea realmente accesible a todos. Sería un grave daño para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir saber e información de modo más veloz y eficaz, no fueran accesibles a quienes ya están social y económicamente marginados, o si contribuyeran tan solo a acrecentar la distancia que separa a los pobres de las nuevas redes que se desarrollan al servicio de la información y la socialización humana.


Quisiera concluir este mensaje dirigiéndome de manera especial a los jóvenes católicos, para exhortarlos a llevar al mundo digital el testimonio de su fe. Amigos, sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida. En los primeros tiempos de la Iglesia, los apóstoles y sus discípulos llevaron la Buena Noticia de Jesús al mundo grecorromano. Así como entonces la evangelización, para dar fruto, tuvo necesidad de una atenta comprensión de la cultura y de las costumbres de aquellos pueblos paganos, con el fin de tocar su mente y su corazón, así también ahora el anuncio de Cristo en el mundo de las nuevas tecnologías requiere conocer estas en profundidad para usarlas después de manera adecuada. A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este “continente digital”. Haceos cargo con entusiasmo del anuncio del Evangelio a vuestros coetáneos. Vosotros conocéis sus temores y sus esperanzas, sus entusiasmos y sus desilusiones. El don más valioso que les podéis ofrecer es compartir con ellos la “buena noticia” de un Dios que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para salvar a la humanidad. El corazón humano anhela un mundo en el que reine el amor, donde los bienes sean compartidos, donde se edifique la unidad, donde la libertad encuentre su propio sentido en la verdad y donde la identidad de cada uno se logre en una comunión respetuosa. La fe puede dar respuesta a estas aspiraciones: ¡Sed sus mensajeros!

El Papa está junto a vosotros con su oración y con su bendición.

Vaticano, 24 de enero 2009, Fiesta de San Francisco de Sales."

miércoles, 20 de mayo de 2009

CLAUSURA DEL AÑO PAULINO EN LA DIÓCESIS

El Año Paulino Jubilar será clausurado en la diócesis de Zárate-Campana, con las gracias e indulgencias que le corresponden, el día sábado 27 de junio, a las 17, en la nueva iglesia de San José, llamada «de los peregrinos» (que fue consagrada el 29 de junio de 2008, en la Apertura del Año Paulino convocado por el Santo Padre).

La clausura festiva, de carácter diocesano, que se había previsto para el domingo 28 en la iglesia catedral de Santa Florentina (Campana), ha debido ser suspendida en razón del acto eleccionario nacional.

lunes, 11 de mayo de 2009

Fiestas patronales diocesanas y consagración de nuestra iglesia particular al Sagrado Corazón de Jesús


Sábado 9 de mayo

FIESTAS PATRONALES DIOCESANAS Y CONSAGRACIÓN DE NUESTRA IGLESIA PARTICULAR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

El sábado 9 de mayo, con motivo de las Fiestas Patronales Diocesanas (en la Festividad de Nuestra Señora de Luján) tuvo lugar, desde las 9.00 la «Jornada Pastoral», en Belén de Escobar. Esta última se dividió en tres áreas: CATEQUESIS (dimensión religiosa y social) PASTORAL JUVENIL, VOCACIONAL y MISIONAL, y CÁRITAS. A las 15.15 los jóvenes emprendieron la PROCESIÓN con la imagen peregrina de la Virgen de Luján, desde el colegio «San Vicente de Paúl» hasta la iglesia co-catedral de la Natividad del Señor, donde tuvo lugar la MISA PATRONAL presidida por Mons. Oscar Sarlinga y concelebrada por 60 sacerdotes y 5 diáconos permanentes, ocasión en la cual se realizó la CONSAGRACIÓN DE LA DIÓCESIS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Al final de ésta, se dio lectura a la bendición papal.

Para comenzar con el área de catequesis se desenvolvió en el Colegio Santa María, y participaron de ella los grupos de catequistas que se encuentran en esta fase del ISCA, acompañados por el Pbro. Fernando Crevatín, delegado diocesano y el Pbro. Nicolás Guidi, vice-delegado. Durante la mañana se hicieron presentes Mons. Oscar Sarlinga y Mons. Marcelo Monteagudo, delegado para las Misiones y director diocesano de las Obras Misionales Pontificias. El trabajo en grupos fue muy enriquecedor, y el Obispo les dirigió unas palabras hacia las 11 de la mañana.

Los jóvenes, bastante más de 300, provenientes de distintas parroquias, asociaciones de fieles y movimientos, estuvieron reunidos desde las 9.00 en el colegio «San Vicente de Paúl» de los PP. Lazaristas. Allí reflexionaron acerca de la frase: «Señor, ¿quién eres?. Ven y lo verás» y sus implicancias en cuanto a la cordial pertenencia a la Iglesia y el llamado a la misión, así como la vocación, en sentido amplio y en sentido de la vocación sacerdotal y religiosa. El delegado diocesano, Pbro. Hugo Lovatto, se vio acompañado jóvenes del Secretariado diocesano, por numerosos sacerdotes, por seminaristas del Seminario diocesano «San Pedro y San Pablo», y por los hermanos de los Discípulos de Jesús y San Juan Bautista. El Obispo, que estuvo con ellos desde las 11.30, les dirigió unas palabras sobre la vocación cristiana como jóvenes, y la vocación específica al sacerdocio y a la vida consagrada.

En lo concerniente a la caridad institucionalizada, CARITAS estuvo también reunida desde las 9.00 en el gran salón parroquial de la Natividad del Señor, con los distintos directores parroquiales, miembros activos de Caritas, la Directora, Sra. Margarita Andreini, la Sra. Marité, representante de Caritas nacional, y Mons. Ariel Pérez, vice-presidente. También se encontraban los nuevos miembros de JUSTICIA Y PAZ. La reflexión sobre las líneas de acción para el sexenio fueron muy fructíferas y el Obispo Mons. Oscar Sarlinga, quien escuchó las ponencias de los representantes de los grupos, dijo que serían incluidas como un anexo en el Proyecto pastoral diocesano, y que esperaba que las presentaran por escrito para incorporarlas y entregar éste a la imprenta, luego de los últimos aportes que hicieron miembros del Consejo Pastoral.

Luego de la festiva y piadosa procesión de los jóvenes, una verdadera multitud (que colmó la vasta iglesia co-catedral, con capacidad para más de 1.000 personas, más el salón adjunto, con lugar para 700 personas y pantalla gigante), además del atrio, la acera y calle, y parte de la plaza, lo cual hizo difícil a los organismos competentes el calcular el número exacto que se congregó para la celebración de la Santa Misa. Como hemos informado, debido al gentil ofrecimiento de «San Miguel Arcángel Producciones», fue transmitida en directo desde Belén de Escobar (partido de Escobar) por TELERED (en la señal satelital «Santa María»), y difundida a través de las FM «Santa María», de Campana y Matheu, respectivamente, así como transmitida vía Internet por puesta a disposición de la Productora Es.Pi.Ar (Escobar-Pilar-Argentina), a través del link http://www.espiar.tv/

La homilía de Mons. Oscar Sarlinga se centró en tres puntos: 1. La Fiesta de la Virgen de Luján, la Madre del Hijo del Dios bendito; II. La llama de Amor viva, que disipa obscuridades, haciendo alusión en especial al odio y a la envidia, así como una referencia a la Carta de San Pablo a los Gálatas; y III. La Justicia perfecta en el cumplimiento de la promesa. La ofrecemos a continuación en su integridad.

Los fieles siguieron atentamente la celebración, al término de la cual se hizo solemnemente la esperada CONSAGRACIÓN DE LA DIÓCESIS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, el texto de la cual puede verse en la página web del Obispado: http://www.obzaratecampana.com.ar/

El Coro de la Natividad del Señor cantó espléndidamente, cantos populares que los fieles acompañaron con devoción. Al término de la Misa el Obispo se entretuvo largamente saludando a todos los fieles que acudieron, mientras los sacerdotes retornaban a sus parroquias para la celebración de las misas vespertinas del sábado. Se dio en el salón parroquial un ágape fraterno.

HOMILÍA DE MONS. OSCAR D. SARLINGA EN LAS FIESTAS PATRONALES DE LA VIRGEN DE LUJÁN Y CONSAGRACIÓN DE LA DIÓCESIS AL SAGRADO CORAZÓN


I
LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LUJÁN,LA MADREDEL HIJO DEL DIOS BENDITO

Celebramos las Fiestas Patronales de la diócesis, en el día de la Virgen de Luján, la cual nos entregó el Papa Pablo VI como Patrona cuando erigió la diócesis, en 1976. María es la elegida, porque Dios nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, el Hijo de María(1). En la obra que Dios realizó en María vemos la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios(2). La presencia de las distintas comunidades de nuestra diócesis en esta festividad es un ejemplo de ese esplendor de Dios en la unidad de nuestros corazones. Parroquias, Seminario «San Pedro y San Pablo», instituciones, asociaciones de fieles, movimientos, institutos religiosos: todos queremos ser un solo corazón, para alabanza de su Gloria. ¡Qué alegría, ver a los hermanos reunidos!: a ustedes el Señor les desea la paz, como lo hizo en sus apariciones históricas, recién Resucitado (Jn 20, 19-31). La Jornada Pastoral previa a la celebración ha sido óptima, en sus tres ámbitos, la catequesis, desde la perspectiva de su dimensión religiosa y social; la pastoral juvenil, con la presencia de más de 300 jóvenes que preguntaron al Señor: «Maestro, ¿dónde vives?»; y la Cáritas diocesana, con su reflexión sobre la comunión, organicidad, misionariedad, y sus líneas de acción para el sexenio, en vistas a un mejor servicio a los más necesitados. Gracias a todos los participantes por su entrega generosa.

En el Evangelio hemos escuchado que junto a la cruz de Jesús, estaba su Madre(3). María creyó perfectamente cada promesa de su Hijo, y también que Él resucitaría “al tercer día” (Cf Lc 9, 22). En su noche de dolor, junto a la Cruz, la Madre mantenía viva la esperanza del reencuentro con su Jesucristo Resucitado. Lo mismo esperamos nosotros(4), y en nuestra vida, con sus luces y sombras, renovamos constantemente la búsqueda de ese encuentro cotidiano y vital(5). Porque vivimos de la esperanza, y queremos actuar según el realismo de la esperanza. Nos dice la Palabra que «nada es imposible para Dios» (Lc 1, 37). Puede haber cosas que hagan que nuestro corazón se acobarde, peo nunca es imposible que podamos ver la luz y creer (Cf Jn 20,8), y obrar en consecuencia, pues nada vence a la Llama de Amor Viva, victoriosa para siempre.

II
LA LLAMA DE AMOR VIVA DISIPA OBSCURIDADES

¿Qué ponemos hoy en presencia de la «llama de amor viva»?. Con la ayuda de María, Nuestra Madre, ponemos hoy, con sinceridad y verdad, nuestra realidad humana concreta a luz del Sagrado Corazón, victorioso sobre el pecado y sobre la muerte. Predisponernos a recibir la Luz de Cristo significa «vencer miedos», «confiar en Él» y «ponernos en su Camino». Dos llagas profundas y devastadoras pueden obstaculizar esta predisposición de los corazones de las personas. Son el odio y la envidia, escondidos ambos en los humanos recovecos de las profundidades del corazón, a la manera de lo que el místico y poeta San Juan de la Cruz llamó «las profundas cavernas del sentido». Esas cavernas (intuición poética, quizá, del psiquismo profundo) necesitan de luminosidad y sólo pueden ser iluminadas por «la llama de amor viva» del Resucitado.San Juan de la Cruz dice a la «llama de amor viva» unas hermosas y verdaderas palabras, de las cuales mencionaré sólo algunas:

“ ¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
(…)Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
calor y luz dan junto a su querido!”(6)

Lenguaje hermoso y muy profundo. Penetra en el alma, ¿no es cierto?. Nos dice el poema inspirado que si «el sentido» no se deja iluminar, sigue oscuro y ciego. En cambio, el permitir que los resplandores de Cristo nos iluminen hace que la cadena de ADN de la envidia y el odio se vea bloqueada. Si fluyen, en cambio, comienzan las desgracias. Por ejemplo, una fluencia del odio suele aparecer en el juicio despiadado sobre los demás, el cual, exacerbado, puede llevar a quienes debieran tratarse como hermanos a devorarse los unos a los otros, de lo cual trató San Pablo en su carta a los Gálatas. Puede llegar incluso a hacer perder todo freno moral.
En cuanto a la envidia, para verla desde un lado del cual no solemos mirarla, sería conveniente que la consideráramos en tanto que, primero, produce la conmoción destructiva del propio envidioso, el cual pierde por completo la paz. Desde esa perspectiva, este pecado capital es un tormento en primer lugar para quien la padece, como el gran Tucídides lo afirmaba en la Antigüedad: “Todos los tiranos de Sicilia no han inventado nunca un tormento mayor que la envidia.” En el mismo sentido menciona el tema el Catecismo de la Iglesia católica(7), citando al respecto al gran Obispo San Juan Crisóstomo(8).

Por el contrario, seguir el camino de la luz del Resucitado, esto es, la «Regla de Oro», síntesis del comportamiento del discípulo de Cristo significa: «Lo que ustedes quieren que los hombres les hagan a ustedes, también ustedes háganselo a ellos». Significa también: «No condenen y no serán condenados» (Lc 6, 37), pero esto en manera ninguna con la significación de dar vía libre a la injusticia o la impunidad, sino en el sentido de evitar los juicios despiadados e inmisericordes sobre las personas, esos que apelan a la venganza, y engendran una cadena sin fin de odio y, por ende, una escalada de venganzas. Antes bien, es la «Regla de oro del Evangelio» la que debería imperar en nuestras familias y comunidades.

III
LA JUSTICIA PERFECTA EN EL CUMPLIMIENTO DE LA PROMESA

En sentido religioso, la Justicia perfecta se ha cumplido en el cumplimiento cabal de la Promesa: “Ha resucitado, no está aquí” (Mc 16, 1-7). Hay vida porque el sepulcro ya no encierra al que está Vivo. Él sepultó nuestra muerte y abrió horizontes infinitos, ni míticos ni teoréticos, para nuestra historia humana, como es el sentido de las palabras que nos dirigió el Santo Padre: “La Resurrección, por ello, no es una teoría, sino una realidad histórica revelada por el Hombre Jesucristo mediante su «Pascua», su «paso» que ha abierto una nueva vía entre la tierra y el Cielo (…)”(9).

¿Cuáles pueden ser esos horizontes infinitos a los que nos abre el Sagrado Corazón?. Confiados en el poder vencedor, que Cristo ganó en la Cruz, renovamos hoy en nuestra mente la necesidad que nuestra sociedad actual (aún subconsciente o inconscientemente) tiene del Amor divino, principio propulsor de toda vida y de legítimo progreso social, en cuya contribución a su construcción los cristianos no podríamos cejar. Antes bien, es un clamor el que, con el sostenimiento de la Gracia, nos pongamos al trabajo por la consecución de un humanismo trascendente, digno de Dios y digno del ser humano.

Ábranse entonces nuestras mentes de cristianos a la práctica sincera de la religión, al respeto verdadero y a la libertad religiosa positiva como quicio de derechos, para proyectarse en la vida pública (en todos sus honestos ambientes, en los derechos y deberes cívicos), con la obra de una laicidad también positiva y sana, que ponga el hombro a la construcción de nuestra civilización según proyectos firmes basados en la dignidad de la persona; proyectos que nos lleven sin pausa a la inclusión de todos en hermandad, a la cultura del trabajo y al crecimiento de «todo el hombre y de todos los hombres». Esto último a comenzar por el respeto del derecho a la vida, pilar de los demás. Conscientes, esto sí, del límite que tiene la acción humana, y que nos lo refiere la Sagrada Escritura: “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas” (Salmo 126,1).

Ahora, llenos de buenos propósitos, lo importante es que sean firmes. Encomendamos hoy al Sagrado Corazón de Jesús, en esta iglesia co-catedral de la diócesis, la perenne fuente de juventud propulsora de nuestra psique y nuestro espíritu, de todo nuestro ser y nuestro obrar. Rogamos al Corazón de Cristo que nos libre siempre del odio y del devorarnos unos a otros, de la mortífera desesperanza, y del hastío de vivir, de la cobardía, de la desgracia del abatimiento que nos lleva a bajar los brazos, así como de ese tipo de descreimiento que tiende a hacernos convencer del pretendido valor de un éxito basado en la cruda codicia, o en opciones destructivas de la salud y de la integridad física y mental. El anhelo de una civilización del Amor nos conduce a superar el desesperanzamiento abatidor, que no pocas veces, por no tener la valentía de ponerse a la obra, se cubre con los ropajes de la pseudo-humildad y el pseudo-virtuosismo, ambos dos más bien generados por un anhelo de super-protagonismo –a veces paradojalmente disfrazado de espíritu de servicio- pero que podría convertirse en escondrijo de la soberbia y de la pereza más sutiles.

Queridos hermanos y hermanas, con gran afecto les digo: predispongámonos en estas Festividades y en esta Consagración a recibir de Jesucristo los dones que Él quiera darnos; esperanza, espíritu de oración, perdón profundo con justicia y misericordia, apertura dialógica, legítimo progreso, rompimiento de los círculos viciosos de lo clánico, entendido éste en el sentido del cerramiento a la autodonación. Abramos nuestro espíritu al don del trabajo consciente, del cuidado de nosotros mismos y de los demás, de la entrega de nuestro tiempo y del aprender a compartir lo nuestro con quienes más lo necesitan.

Una cultura del compartir, ¡qué hermosa ofrenda al Sagrado Corazón!. Pidamos todos los días las ganas de vivir y de hacer la vida de quienes nos rodean más llena de esperanza y de alegría. Queramos recibir resiliencia espiritual, y la voluntad de «volver a empezar», más allá de las caídas o de los mazazos, con la ayuda de la Gracia. Estas actitudes de vida reflejan signos de la presencia amorosa del Espíritu en nuestros corazones. Que sepamos recibir del Espíritu Santo, también en tanto pueblo de Dios, junto con el Don de Sabiduría para integrar memoria viviente y reconciliación proactiva, amistad social y purificación de nuestra conciencia histórica, psicológica y moral, la cual es como un «Santuario» donde Dios nos habla y en cuyas profundidades hallamos el eco de su voz poderosa(10).

María, la humilde y poderosa Madre que nos protege como Patria y como diócesis, desde aquí, sin tardanza, nos ayude y guíe en nuestro caminar.


1. En él hemos sido constituidos herederos, como nos dice San Pablo en su carta a los cristianos de Éfeso.
2. Como nos refiere el profeta Isaías (vv. 35, 1-7).
3. Tal como nos ha narrado el santo Evangelio según san Juan – 19, 25-27-)
4. Cf V CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, DOCUMENTO DE APARECIDA, (DA), n. 243.
5. Cf DA 243-244
6. Comentario de texto de “Llama de amor viva” de S. Juan de la Cruz. Este poema, que S. Juan de la Cruz titula como “Canciones que hace el alma en la íntima unión de Dios”, se escribió en el Convento de los Mártires en Granada en 1584 ó 1585. Su redacción es posterior a la Subida del Monte Carmelo, a la Noche oscura y a la primera versión del Cántico espiritual.
7. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2538: “El décimo mandamiento exige que se destierre del corazón humano la envidia. Cuando el profeta Natán quiso estimular el arrepentimiento del rey David, le contó la historia del pobre que sólo poseía una oveja, a la que trataba como una hija, y del rico que, a pesar de sus numerosos rebaños, envidiaba al primero y acabó por robarle la oveja (cf 2 S 12, 1-4). La envidia puede conducir a las peores fechorías (cf Gn 4, 3-7; 1 R 21, 1-29). La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo (cf Sb 2, 24)”.
8. “Luchamos entre nosotros, y es la envidia la que nos arma unos contra otros… Si todos se afanan así por perturbar el Cuerpo de Cristo, ¿a dónde llegaremos? Estamos debilitando el Cuerpo de Cristo… Nos declaramos miembros de un mismo organismo y nos devoramos como lo harían las fieras” (S. Juan Crisóstomo, hom. in 2 Cor. 28, 3-4), citado en el Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2538).
9. BENEDICTO XVI, Mensaje Pascual del 12 de abril de 2009.
10. Cf CONC. ECUM. VAT. II, Const. past. Gaudium et spes, 16.

viernes, 8 de mayo de 2009

«NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN Y SAN JOSÉ OBRERO»: NUEVA PARROQUIA EN LA DIÓCESIS DE ZÁRATE-CAMPANA




Se trata de «Nuestra Señora de Luján y San José Obrero» en la localidad de Zelaya (partido de Pilar), cuyo nuevo pastor propio es el Pbro. Ariel Penin. La parroquia se integra al Decanato «Pilar» de la diócesis.

El Sr. Obispo ha erigido en jurisdicción parroquial la localidad de Zelaya, en el partido de Pilar, con sede en la hasta ahora capilla que venía funcionando desde 2007 como «centro pastoral», habiendo dependido hasta el presente de la parroquia de Santa Rosa de Lima, de Villa Rosa (partido de Pilar). A la nueva parroquia le adjudicó el nombre de «Nuestra Señora de Luján», conservando como segundo título el de «San José Obrero».

La adjudicación del primer título tiene lugar a raíz de las investigaciones históricas, principalmente a cargo del gran historiador de la Virgen de Luján, Mons. Juan Presas. Las referencias historiográficas al respecto pueden consultarse en: JUAN ANTONIO PRESAS (Miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina), “Nuestra Señora de Luján. La Estancia del milagro. Estudio crítico-histórico”, Buenos aires. Ediciones Autores Asociados, Morón, 1977.

Dichas investigaciones ubican en las inmediaciones del centro de Zelaya el lugar del detenimiento de la carreta que traía la Sagrada Imagen de la Santísima Virgen, que se venera en el Santuario de Nuestra Señora de Luján. En su apreciación sobre los hechos históricos, el Sr. Obispo remitió a las investigaciones de Mons. Juan Presas y no hizo ninguna apreciación de valor acerca de cuál de los dos lugares cercanos que consideran ser el punto exacto del detenimiento de la carreta fuera el correcto. Antes bien, dijo que lo principal para la fe de nuestro pueblo no radicaba en el lugar exacto en que hubiera podido realizarse el milagro (aunque destacó lo interesante y apasionante de la investigación histórica) sino en que la Imagen Auténtica es venerada desde siglos en el Santuario de Luján, «Alma del Pueblo Argentino», y que Ella quiso quedarse con nosotros, a través de esa «humilde Imagen de la Pura y Limpia Concepción». El haber adjuntado el nombre de la Virgen de Luján a la parroquia obedece a razones pastorales, a la petición del sacerdote a cargo y de los fieles, y a la factibilidad histórica de haber estado la Sagrada Imagen algún tiempo en esas inmediaciones, o por lo menos, el haber pasado por allí en su recorrido desde Buenos Aires al norte.

El domingo 3 de mayo ppdo. el Pbro. Daniel Blanchoud, cura párroco y rector de la Basílica de Luján, bendijo el manto que cubrirá la imagen réplica destinada a la nueva parroquia de Nuestra Señora de Luján y de San José Obrero, de la localidad de Zelaya.

Asignación de Fiestas Patronales

El Sr. Obispo ha asignado a la nueva parroquia las fiestas patronales del 1 de mayo, en la festividad de San José Obrero o Trabajador. Es tradicional en el pueblo de Zelaya que ese día las autoridades del partido, junto con los centros educativos y población en general, realicen un acto en la plaza central, comenzando por el izamiento de la bandera, seguido de discursos, y que luego se dirijan al templo (ahora parroquial) para la celebración de la Santa Misa, al término de la cual se hace la procesión alrededor de la misma plaza, que incluye al pueblo fiel, y en particular a los centros de catequesis con sus niños y catequistas.

Al mismo tiempo, el Sr. Obispo asigna la festividad del 8 de mayo, día de la Virgen de Luján, como fiesta patronal, pudiendo así celebrarse la novena de festejos que incluya ambas fiestas patronales. Es tradicional también que en el día de la Virgen muchos fieles concurran a la Santa Misa.

jueves, 7 de mayo de 2009

Entregan en Italia prestigioso premio al obispo Oscar Sarlinga

El titular de la Diósesis Zarate-Campana recibirá el "CIOCIARIA 2009" por su labor por la "fraternidad de los pueblos". Antes fueron distinguidos Juan Pablo II, Sandro Pertini y Gorvachov.

El obispo de la Diócesis Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, recibió el prestigioso premio nacional italiano "Ciociaria 2009" por su labor por "la fraternidad de los pueblos". La noticia fue publicada por el diario italiano "Il Tempo" y confirmada por las fuentes del obispado al que pertenece Pilar.

En años recientes, algunos premiados ilustres han sido Juan Pablo II (quien recibió la estatuilla-trofeo en el Vaticano, el 9 de octubre de 2003), así como Sandro Pertini (presidente de la República Italiana) y Mikhail Gorbachov (presidente de la URSS).

Sarlinga ha sido invitado a Italia para recibir personalmente la estatuilla del premio, pero todavía no ha especificado cuando podrá asistir o bien si lo hará a través de un representante personal. La ceremonia de colación de los premios tuvo lugar el día 27 de marzo último en el Teatro Municipal de Fiuggi, y fue presentada por Paola Delli Colli, en la trigésimo quinta edición del "Premio Nazionale Ciociaria 2009". La colación del premio constituye un evento tradicional en Italia, en la región llamada Ciociaria.

El obispo fue premiado en la "Sección Premio Ciociaria en el mundo" a título de su incansable labor "por la fraternidad entre los pueblos" ("Fratellanza fra i popoli"). También fueron distinguidos, en razón de la excelencia en su respectiva profesión, el cantante y actor Teddy Reno, el periodista de Rai 1, Michele Cucuzza y el presidente y administrador delegado de IBM Italia, Luciano Martucci. En el ámbito de la Literatura fueron premiados al mismo tiempo Luciano Moggi y Gino Scaccia, y en el orden de la lírica, la cantante Federica Bragaglia.

Además resultaron distinguidas personalidades de Italia, como el regista di Rai 2, Alessandro Renna, y el empresario ciociaro Riccardo Renzi, el magistrado Tonino Ili Bona. Dentro de la sección Premio Ciociaria en el mundo fue premiado junto con Sarlinga, el Juez de la Corte Federal del Estado de Puerto Rico, Teodoro Grippo. En la sección "Fiammetta Misserville" el premio se otorgó al senador Mario Zotta, el prefecto Piero Cesan, el honorable Francesco de Angelis, la famosa pianista Silvia Pagni, el actor teatral Alessandro Cola y Luigi Cipolla.

Cabe destacar que la "Ciociaria" es una zona geográfica y política italiana, más o menos coincidente con la región del Lazio (cuya capital es Roma) donde la presencia del ser humano es muy antigua, remontándose a la última glaciación.

Recientes descubrimientos en los alrededores de Frosinone y Roccagorga hacen remontar la presencia humana al Neolítico. Del sucesivo Eneolítico se han encontrado restos y sepulturas ubicadas entre el valle del Sacco y las pendientes occidentales de los montes Ernici, in particolare ad Anagni (la ciudad del Papa Bonifacio VII), Ceccano, Aquino e Rocca d’Arce.


Fuente:http://www.pilaradiario.com/index.php?sec=noticias&op=detalle&id_not=12686

jueves, 30 de abril de 2009

Mensaje de Monseñor Oscar Sarlinga para el Domingo del Buen Pastor

MENSAJE DEL OBISPO
PARA EL DOMINGO DEL BUEN PASTOR



(tarde del sábado 2 de mayo y domingo 3)

Dado el 30 de abril de 2009

I
EL PASTOR, «EL QUE LAVA LOS PIES», EL QUE ES «LA PUERTA» Y QUE SE ENTREGÓ «POR MÍ»

Nos aproximamos al Domingo del Buen Pastor, y Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Necesitamos obreros para la Mies, Pastores según el Corazón de Jesucristo, Rey de los Pastores, que «laven los pies» a los discípulos, en el profundo significado espiritual, eucarístico y de servicio, entrega generosa a la Causa del Reino de Dios, al bien de los hermanos y hermanas que nos han sido encomendados. Si meditamos con el Evangelio según San Juan, en el Libro de la «Hora» de Jesús (Jn. 13, 1-14) resonará en nuestro interior, con la ayuda del Espíritu, la pregunta de Jesús a sus discípulos, y la respuesta a la que los conduce: Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?” (Jn 13:12). Y prosigue, afirmando ser el Maestro: “Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy” (Jn 13:13). A continuación, sobre la base de su ejemplo, exhorta al espíritu de servicio y entrega, fontales, totales: “Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros” (Jn 13:14).

Entrega a su Causa, a la que abraza su Cuerpo, que es la Iglesia, y que posee como aspectos integrativos la Evangelización (la cual es la misión misma de la Iglesia, cuyo Nombre es «Misión») y la promoción humana, tan integral cuanto el ser humano es integral, por su dignidad que le viene de ser Imagen de Dios. «Lavar los pies» ha de ser un gesto litúrgico del Jueves Santo, sí, pero ese gesto ha de ser expresión viviente de una vida dedicada por entero. Más allá de los gestos, incluso, sólo al momento de exhalar el último suspiro, podremos ver «como Dios lo ve», cuánto lo hayamos hecho de verdad. Ojalá, de corazón, todos escuchemos: «Venid, benditos de mi Padre». Sólo el Señor juzga con Justicia y Misericordia infinitas. Nosotros, pidamos Misericordia.

Ahora: ¿cuál es el origen del Pastor?. Sabemos que Israel ha sido el pueblo de la Alianza, elegido por Dios para realizar el proyecto universal de salvación; su Pastor ha sido el mismo Dios, de lo cual habla el Antiguo Testamento, a modo de ejemplo, por boca de Isaías, Jeremías y Ezequiel, en cuyas palabras resuena el tema del «Mesías-Pastor» y de la «grey del Señor», refiriéndose al Pueblo de Dios (Cf Is 40,11; Ez 34,23). Dentro de los Salmos, el 22 es por excelencia el himno al Señor Pastor: “El Señor es mi Pastor; nada me puede faltar; en praderas cubiertas de verdor, Él me hace descansar, me conduce por las aguas tranquilas... me guía por el recto camino... Aunque cruce por oscuras quebradas, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo...” (Sal 23,1-3).

En la Nueva y Eterna Alianza, Jesús habla de sí mismo como «el Buen Pastor» que da la vida eterna a sus ovejas (cf. Jn 10, 28), la vida de verdad, belleza, hermosura, y perenne novedad en Él, «que hace nuevas todas las cosas». En la lengua griega, «bueno» y «hermoso o bello» pueden ser equivalentes, por eso, al respecto, nos enseñaba Benedicto XVI en el año 2007: “Al término "pastor" el evangelista añade significativamente el adjetivo «kalós», hermoso, que utiliza únicamente con referencia a Jesús y a su misión. También en el relato de las bodas de Caná el adjetivo«kalós» se emplea dos veces aplicado al vino ofrecido por Jesús, y es fácil ver en él el símbolo del vino bueno de los tiempos mesiánicos (cf. Jn 2, 10)”[1]. No es de extrañarnos que el mismo Jesús, que se designa «Pastor», y por consiguiente el que guía a las ovejas, se llame también a sí mismo «Puerta» (Cf Jn 10, 7) porque sólo a través de Él, el Pastor por antonomasia, entran tanto las ovejas como aquéllos que por Él mismo son hechos «pastores».

En el Nombre de Cristo se es Pastor, razón por la cual los invito a meditar sobre la lectura del Libro de los Hechos, en este Domingo: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos» (Hch 4,12). El significado de esta afirmación consiste en que Jesús es el dador de gracia, el dador de la vida divina por medio del Bautismo y de los otros sacramentos. Cuando Él se manifieste en su Gloria, nosotros semejantes en todo a Él, y lo veremos como Él es, «Él, el que es» (Cf 1 Jn 3,3). Mientras tanto, en esta vida, tanto nos conoce y nos ama, que lo hace personalmente y con valor eterno. Por eso San Pablo usa la frase: se entregó «por mí» (Cf Gal 2,20).

II
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

En 1963 el Papa Pablo VI designó la Fiesta del Buen Pastor como la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. En primer lugar, la Iglesia nos invita a honrar la vocación común a la Santidad que todos los cristianos hemos recibido, en tanto Pueblo Sacerdotal. En efecto, por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación cada cristiano está llamado a dar testimonio y a anunciar el Evangelio. Desde esta perspectiva, Jesús quiere que cada uno de los cristianos, sea «buen pastor», en sentido en que todos los cristianos, por fuerza del Bautismo, están llamados a realizar un buen pastoreo en el ambiente en el que vive[2].

Sin embargo, en este Cuarto Domingo de Pascua la Iglesia también, de modo especial, se refiere a las palabras de Cristo, considerándolas a la luz de los pastores que guíen al pueblo a ellos encomendado, que trabajen por él: «...pedid al dueño de la mies que envíe obreros a su mies...»; y por ello este Domingo es dedicado particularmente a pedir a Dios por las vocaciones sacerdotales, las vocaciones al sacerdocio ministerial. El sacramento del Orden hace partícipes a quienes lo reciben de la misma misión de Cristo, en tanto llamados a la siembra de la semilla de la Palabra Divina, a distribuir la Misericordia de Dios, a reconciliar, y a dar de comer a los fieles en la Mesa del Cuerpo y Sangre de Cristo. Es una misión maravillosa, y que exige responsabilidad, pues el pastor defiende a sus ovejas y ofrece hasta la vida por ellas. El pastor continuamente desea que, en uso de la libertad, la grey crezca y se fortalezca (Cf Jn 10,16).

II
LAS VOCACIONES SACERDOTALES EN NUESTRA MISIÓN PASTORAL COMO SACERDOTES

Queridos hermanos, permítanme que me dirija ahora especialmente a los sacerdotes. Como antes lo hemos mencionado, el Señor nos ha dicho: «...la mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies...» (Mt 9, 37). Siempre será una dedicación maravillosa la que consagremos al aumento, perseverancia y santificación de las vocaciones sacerdotales y religiosas, con buen espíritu, con entusiasmo, con alegría. Vale la pena subrayar las últimas palabras del pasaje de los Hechos de los Apóstoles: "Los discípulos quedaron llenos de gozo y del Espíritu Santo" (Hch 13, 52). Así Dios da mayor alegría al que da con alegría. Y especialmente al que con su oración, testimonio y acción apostólica trabaja por las vocaciones. Los invito a reflexionar cuánto de nuestra vida sacerdotal hemos dedicado a ese aspecto tan importante de nuestra misión.

Muchas bendiciones esperamos de la CONSAGRACIÓN DE NUESTRA DIÓCESIS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, para que Él nos dé «pastores según su corazón». Un servidor les decía, el pasado año: “Como comunidad diocesana, la Fiesta de Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra diócesis, la celebraremos este año, el sábado 3 de mayo, en Santiago del Baradero, cuya parroquia matriz cumple 370 años. Hemos cumplido así con una de las primeras propuestas del consejo presbiteral y del consejo pastoral, habiendo celebrado la Fiesta patronal diocesana en la iglesia catedral de Santa Florentina (2006), en la Inmaculada Concepción de Maquinista Savio (2007) y en este 2008, en Santiago del Baradero. Todo ello cual signo de la unidad diocesana. Dios mediante, en 2009 será celebrada en la Natividad del Señor, de Belén de Escobar, precedida por la «misión joven», como hemos venido haciéndolo desde 2007”[3]. Este año tenemos la gracia de consagrar nuestra Iglesia particular al Corazón de Jesús, todavía dentro del Año Paulino Jubilar, y a poco de Comenzar el AÑO SACERDOTAL, a que ha convocado nuestro Papa Benedicto XVI.

¡Que Dios nos dé el recibir grandes bendiciones!. Pongamos en el Corazón del Gran Pastor Resucitado a todos nuestros seres queridos, a los que sufren, a los que se encomiendan a nuestras oraciones, a los que esperan (aún sin saberlo cabalmente) de nuestro testimonio evangelizador y caritativo… Y que esta confianza en Dios Altísimo venga de la mano de nuestra Madre, la Madre de la Iglesia, en su advocación de NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN, Nuestra Patrona.


+Oscar Sarlinga

[1] BENEDICTO XVI, Homilía en la ordenación de 22 diáconos de Roma, Santa Misa de Ordenaciones Sacerdotales con ocasión de la Jornada mundial de oración por las vocaciones, Basílica Vaticana, IV Domingo de Pascua, 29 de abril de 2007.
[2] Cf JUAN PABLO II, Visita alla Parrocchia Romana di Sant’Antonio da Padova, Omelia di Giovanni Paolo II, Roma, 6 de mayo de 1979 (“Ustedes, padres de familia, deben ejercitar las funciones del Buen Pastor para con sus hijos, y también ustedes, hijos, deben ser de edificación con su amor (…) También las recíprocas relaciones entre los cónyuges deben tener la impronta del ejemplo del Buen Pastor (…) Así pues en la escuela, en el trabajo, en los lugares de esparcimiento y en el tiempo libre, en los hospitales y donde se sufre, siempre cada uno busque de ser «buen pastor» como Jesús. Pero sobre todo sean «buenos pastores» en la sociedad las personas consagradas a Dios (…) El mundo de hoy tiene más que nunca necesidad de testigos convencidos y totalmente consagrados”).
[3] http://74.125.93.132/search?q=cache:stPirvXN8Q4J:www.camineo.info/news/170/ARTICLE/4627/2008-04-16.html+2009+IV+domingo+de+Pascua+Jornada+Buen+Pastor+2009&cd=7&hl=es&ct=clnk&gl=ar

viernes, 24 de abril de 2009

Mensaje del obispo al pueblo de Dios de Zárate-Campana con motivo de las próximas Fiestas Patronales de la Virgen de Luján.



EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hermanos y hermanas de esta diócesis de Zárate-Campana. Quienes vamos a participar de la celebración del 9 de mayo llevamos en el corazón a todos nuestros hermanos de nuestra querida diócesis, de entre las distintas áreas geográficas que la componen, los partidos de Belén de Escobar, Campana, Zárate, Baradero, Pilar, Exaltación de la Cruz y San Antonio de Areco. ¡Nuestra población ha crecido mucho, desde 1976!. Ésta ha sido la fecha de la creación diocesana por parte del Papa Pablo VI. Las autoridades competentes calculan más de 900.000 habitantes, de los cuales cerca del 85% se confiesan católicos.

El 9 de mayo tendrá lugar esta fiesta diocesana, luego de tres años de misión permanente en prácticamente todas las parroquias, y esperamos constituya para nosotros un momento privilegiado para unirnos con Cristo en su Sagrado Corazón, y para unir, en la comunión de los santos, a todos nuestros seres queridos, y también a quienes no amamos tanto, pues, «todos los hombres -como recuerda el Concilio- están llamados a esta unión con Cristo, que es la luz del mundo”[1].

Gozosamente recordamos la promesa del Señor, el Todopoderoso, en celebración anunciada de la Virgen de Luján (“cuya humilde imagen de la Limpia y Pura Concepción” ha querido quedarse con nosotros, en estas regiones). Él Dios de la Vida nos dijo: “Yo les daré un corazón nuevo...” (Ez 36, 26). La promesa del «corazón nuevo» se cumplió de modo máximo en el Corazón del Hijo del hombre, Jesucristo, en el cual está como «condensada» nuestra fe en el Hijo del Dios vivo, el Hijo del Dios Bendito, pues, como nos lo expresara el Santo Padre Benedicto XVI: “(…) el Corazón de Cristo es símbolo de la fe cristiana, particularmente amado tanto por el pueblo como por los místicos y los teólogos, pues expresa de una manera sencilla y auténtica la "buena noticia" del amor, resumiendo en sí el misterio de la encarnación y de la Redención”[2].

Nuestro pueblo creyente profesa una especial devoción al Sagrado Corazón. Esto significa que es un aspecto fundamental de la piedad popular. En la pastoral, tenemos que cuidar a esta última como un tesoro, alentándola, profundizándola, encauzándola. Ella será un instrumento privilegiado de esa «conversión pastoral» que nos pide el Documento de Aparecida[3]. ¿Por qué? –podremos preguntarnos- Porque, creo, el «corazón» (en sentido bíblico), es también el «centro de la conversión» que Dios desea, de nuestra parte, y asimismo es el centro donde Dios quiere entrar en la intimidad humana, quitando de ella escoria y miserias (las del «hombre viejo» de San Pablo), para darnos Misericordia, en el sentido como lo profetizara Ezequiel: “Yo quitaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne” (Ez 36, 26). Corazón de carne, que mucho nos hace falta, y no de piedra, es un corazón que tiene sensibilidad humana, que es sede del sentido común y de los buenos sentimientos hacia los demás, y que por sobre todo es capaz de dejarse penetrar por el soplo del Espíritu Santo (Cf Ez 36, 26-27), sin rechazar la acción poderosa de Aquél que es «el Alma de la Iglesia».


Jesucristo nos entregó su Espíritu a cada uno de nosotros, y por la acción de ese mismo Espíritu reactualiza dicha entrega de su Corazón traspasado. Porque cuando Cristo entregó su espíritu en las manos del Padre (cf. Lc 23, 46), vinieron los soldados, y viendo que estaba muerto “(…) uno de los soldados le traspasó con su lanza el costado, y enseguida brotaron sangre y agua” (Jn 19, 32-34). En ese momento, ya la Iglesia y el mundo recibieron al Espíritu de Consuelo, como «un Pentecostés nacido del costado abierto». Juan Pablo II reflexionaba sobre ese momento y nos decía: “(…) en adelante, Él envía el Espíritu de verdad. El agua que brota de su costado traspasado es el signo del Espíritu Santo: Jesús había anunciado a Nicodemo el nuevo nacimiento “del agua y del Espíritu”. Las palabras del Profeta se cumplen, “Yo les daré un corazón nuevo, pondré en ustedes un espíritu nuevo”[4]. Por ese mismo motivo nuestro Santo Padre Benedicto XVI tomó como punto de partida de su encíclica sobre el Amor, el Corazón traspasado de Cristo[5].

En nuestra consagración, estaremos lejos de realizar algo «novedoso», al menos como entiende la palabra lo que podríamos llamar cierta «cultura de la información al instante». Ya en 1899, el Papa León XIII[6] consagró el género humano, esto es, toda la humanidad, al Sagrado Corazón de Jesús. Muchos países, naciones, diócesis están consagradas al Sagrado Corazón. Luego de la visita a nuestra diócesis de las reliquias de Santa Margarita María Alacoque, y en comunión fraterna con la Basílica del Sagrado Corazón de Paray-le-Monial, en Francia, nos ha parecido, en el Espíritu, hacer este gesto, impulsados a “(…) dar gracias «al que nos ama y nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre» (Ap 1,5-6)”[7] con una consagración especial.

De tal modo, unidos en un solo corazón y una sola alma con los hermanos y hermanas de esta Iglesia particular, queremos reafirmar ante el mismo Jesucristo, nuestra voluntad de ser cada día más una Iglesia eucarística, unida al Santo Padre, Vicario de Cristo, una Iglesia mariana, misionera, en estado de misión, entregada a quienes más lo necesitan y a la promoción integral del ser humano. Como lo afirmaba Juan Pablo II, hay una gran relación entre la consagración al Sagrado corazón y la misión: “La consagración así entendida se ha de poner en relación con la acción misionera de la Iglesia misma, porque responde al deseo del Corazón de Jesús de propagar en el mundo, a través de los miembros de su Cuerpo, su entrega total al Reino, y unir cada vez más a la Iglesia en su ofrenda al Padre y en su ser para los demás”[8]. ¿Cómo no relacionar este hecho con el AÑO PAULINO JUBILAR?. Al re-asumir, una vez más, y a los pies de la Virgen de Luján, la dimensión misionera de toda la pastoral, significará para todos nosotros una gran bendición.

Si miramos con atención, veremos que nuestro mundo de hoy es «maravilloso y dramático». ¿Qué lo podría verdaderamente transformar?. Creo que será una renovación del corazón humano el que, a su vez, lo renovará, con la ayuda de la Gracia. El Concilio Vaticano II constataba que «los desequilibrios que sufre el mundo moderno están relacionados con aquel otro desequilibrio más fundamental que tiene sus raíces en el corazón del hombre», y la fe descubre felizmente que «el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado»[9]. Ofrezcamos al Corazón del Verbo hecho carne, con sinceridad y sencillez, nuestros corazones, nuestros hogares, nuestras familias y comunidades, nuestras parroquias, asociaciones de fieles, movimientos, centros de caridad institucionalizada y promoción humana, escuelas, universidades, talleres, toda nuestra vida diocesana, en esta maravillosa y oportuna ocasión “(…) para presentar el Corazón de Jesús, «hoguera ardiente de caridad, (...) símbolo e imagen expresiva del amor eterno con el que “Dios tanto amó el mundo que le dio su Hijo unigénito” (Jn 3, 16)»”[10].

El Señor Misericordioso los bendiga y los proteja siempre, con la intercesión de la Santísima Virgen de Luján, nuestra Patrona, con su manto celeste y blanco, colores del cielo y de nuestro ser argentino.

Quien los quiere con el alma y es el Pastor de ustedes, en Cristo Jesús,

+Oscar, Obispo de Zarate-Campana
Sábado 18 de abril de 2009, en las Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia


ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN

Señor del Universo, desde el horizonte infinito de tu Amor, Tú, Dios nuestro, has querido entrar en los límites de la historia humana, y te has hecho Hombre, con cuerpo y alma, con un «Corazón», para que podamos contemplar y encontrar lo Infinito en la limitación de lo propiamente humano, y encontrar el Misterio invisible, al que no pueden contener los Cielos, en el Corazón humano de Jesús, el Nazareno.

Queremos consagrarnos hoy, como diócesis de Zárate-Campana, al Corazón de Cristo, símbolo de la fe cristiana, amado por nuestro pueblo pues expresa de manera sencilla y auténtica la "Buena Noticia" del Amor, resumiendo el misterio de la Encarnación y de la Redención.

Queremos consagrarnos al Corazón de Jesús, fuente de la Esperanza en la que hemos sido salvados, manantial de Verdad y de Bondad al que recurrir ante la sucesión de las diferentes situaciones que nos hieren o agobian, y ante el cansancio de la vida cotidiana, no pocas veces ocasionadas por la injusticia, el abatimiento, la incomprensión o incluso la injuria.

De igual modo, queremos implorar el Don del Espíritu Santo, para que el Amor del Corazón de Jesús se derrame en nuestros propios corazones[11], a veces cansados de llorar, y nos sane y fortalezca, así como nos impulse a la adoración de su «inescrutable riqueza»[12] y a vivir en la súplica filial y confiada[13], y no en la inquietud, la desorientación o la indiferencia para con quienes sufren y quienes más nos necesitan.

Confiamos plenamente en Cristo Resucitado, «siempre vivo para interceder» en nuestro favor[14] y confiamos también en el Corazón Inmaculado de María, encomendándonos a Ella con gran confianza, y en especial hoy en la festividad de su advocación Nuestra Señora de Luján, patrona de la Argentina y de la diócesis de Zárate-Campana.

Sagrado Corazón de Jesús, Misericordia Infinita, en Vos confiamos.

Amén.


[1] CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 3.
[2] BENEDICTO XVI, El decálogo del Corazón de Jesús, según Benedicto XVI- Junio mes del Sagrado Corazón CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 7 junio 2008, n. I. El domingo 1 de junio, en sus palabras previas al rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI habló de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
[3] CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Vta. Conferencia, Documento de Aparecida, n. 174.
[4] JUAN PABLO II, Peregrinación a Francia, Homélie du Pape Jean Paul II, Paray-le-Monial (France), 5 octobre 1986, n. 7.
[5] “En mi primera encíclica sobre el tema del amor, el punto de partida ha sido precisamente la mirada dirigida al costado traspasado de Cristo, del que habla Juan en su Evangelio (Cf. Jn 19,37)” (BENEDICTO XVI, Enc. Deus Caritas est, 12).
[6] LEÓN XIII , Encíclica Annum sacrum (25 de mayo de 1899: Leonis XIII P. M. Acta, XIX [1899] 71-80).
[7] “Esa consagración es debida a Cristo Redentor del género humano, por lo que él es en sí y por cuanto ha hecho por todos los hombres. El creyente, al encontrar en el Sagrado Corazón el símbolo y la imagen viva de la infinita caridad de Cristo, que por sí misma nos mueve a amarnos unos a otros, no puede menos de sentir la exigencia de participar personalmente en la obra de la salvación” (JUAN PABLO II, El cristianismo, religión del amor, Mensaje de Juan Pablo II, Varsovia, en la fiesta del Sagrado Corazón, 11 de junio de 1999 en el Centenario de la consagración del género humano al Sagrado Corazón realizada por León XIII).
[8] JUAN PABLO II, El cristianismo, religión del amor, Mensaje de Juan Pablo II, Varsovia, en la fiesta del Sagrado Corazón, 11 de junio de 1999 en el Centenario de la consagración del género humano al Sagrado Corazón realizada por León XIII
[9] CONC. ECUM. VAT. II, Const. past. Gaudium et spes, 22
[10] PABLO VI, Investigabiles divitias, 5: AAS 57 [1965] 268).
[11] (Cf. Rm 5, 5)
[12] ( Cf Ef 3, 8)
[13] (cf. Rm 8, 15-16)
[14] (Cf Hb 7, 25).

jueves, 23 de abril de 2009

MISA EN LA PARROQUIA DE «SAN MANUEL MÁRTIR» Y FESTIVIDADES DIVINA MISERICORDIA




Domingo 19

11 hs. MISA EN LA PARROQUIA DE «SAN MANUEL MÁRTIR» (La Lonja, partido de Pilar) con entronización de cuadro de Jesús Misericordioso, bendición de la pila bautismal, del confesionario y de la nueva sacristía.

El domingo por la mañana el cura párroco y el Obispo Mons. Sarlinga visitaron el predio y casa de las Madres de la Misericordia (en La Lonja) donde se realizan las Jornadas de vida cristiana para jóvenes. Un grupo de jóvenes estaba allí reunido haciendo su retiro. A continuación el Obispo presidió la Eucaristía en la iglesia parroquial de San Manuel, Mártir (parroquia erigida el 30 de noviembre del pasado año 2008, siendo su primer cura párroco el Pbro. Albino Cabral). Ya en 2008, en homenaje al Año Paulino, fue inaugurado el gran salón parroquial de usos múltiples, llamado “San Pablo”, y en este año 2009 el cura párroco hizo diseñar y colocar la pila bautismal, y le fue donado un confesionario de talla noble, que fue puesto en la iglesia parroquial, junto a la imagen de Jesús Misericordioso, donada por el Sr. Juan José González, de los oblatos de la Divina Misericordia. Junto al cura párroco, la Eucaristía fue también concelebrada por el P. Aleixandre Sobral, de los Sodalicios de Vida Cristiana, quienes tienen una casa muy cerca de la iglesia parroquial.

Al terminar la celebración, fue bendecida la nueva sacristía de la iglesia.

11 hs. FIESTAS PATRONALES DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN «JESÚS MISERICORDIOSO» DE GARÍN (Partido de Escobar).

A la misma hora, en la parroquia de «Jesús Misericordioso», encomendada a los Discípulos de Jesús y de San Juan Bautista, celebró su fiesta patronal, que fue presidida por Mons. Santiago Herrera, pro-vicario general. Una multitud de fieles, como es ya tradicional, acudió a la celebración, de la populosa jurisdicción parroquial, situada entre Garín-Centro y la Panamericana, lindante con Pacheco.