FIESTA de la DIVINA    MISERICORDIA





La    fiesta popular, que incluyó una procesión orante y festiva encabezada    por el cura párroco, R.P. Salatiel, dj y los hermanos del instituto,    culminó en el amplio y luminoso templo parroquial, donde la esperaba el    obispo Mons. Oscar Sarlinga, el cura párroco de Ntra. Sra. de Luján y    Santos Apóstoles Pedro y Pablo de Campana (P. Joaquín Ocampo Álvarez,    dj) y el P. Francisco dj., cura párroco de Santa Teresa de Jesús    (Garín-Centro). Una multitud se hizo presente, entre los cuales    religiosos, religiosas, jóvenes, familias, niños. El Obispo se refirió a    la primera lectura de la Sagrada Escritura (Lectura de los Hechos de    los Apóstoles 5, 12-16), en especial a los signos y prodigios que    acompañaban a los Apóstoles en la comunidad eclesial primigenia, que es    la misma Iglesia nuestra, con todos los dones del Espíritu Santo, y a   la  fama de aquéllos en el pueblo, a la fama de santidad que con toda    verdad se daba sobre ellos, al aumento del número de los que creían en    el Señor y a la curación de los enfermos, a tal punto que se ponían lo    más cerca posible del paso de San Pedro “para que cuando Pedro  pasara,   por lo menos su sombra cubriera a alguno de ellos”. Asimismo,  dijo Mons.   Sarlinga, el maraviloso salmo que acabamos de meditar  (SALMO Sal 117,   2-4. 22-24. 25-27ª) nos muestra la importancia de la  alabanza para  tener  paz y prosperidad, aún sin ser exentos de  sufrimiento o pruebas:   “Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.  ¡Bendito el que viene en   nombre del Señor! Nosotros los bendecimos  desde la Casa del Señor: el   Señor es Dios, y Él nos ilumina”: bendecir  y alabar –dijo- liberan el   espíritu de “dolores inútiles”, porque nos  asocia al único dolor   redentor, que es la asociación a la Pasión de  Cristo, y a su gloriosa   Resurrección. A continuación el Obispo comentó  la segunda lectura   (Lectura del libro del Apocalipsis 1, 9-11a.  12-13. 17-19) y destacó   como San Juan ve “a alguien semejante a un  Hijo de hombre, revestido de   una larga túnica”, es decir, a  Jesucristo, verdadero Dios y verdadero   Hombre, en su estado  Resucitado, el cual lo primero que le dice al   Vidente de Patmos es que  no tenga miedo: «No temas: yo soy el Primero y   el Ultimo, el  Viviente. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y   tengo la llave  de la Muerte y del Abismo. Escribe lo que has visto, lo   que sucede  ahora y lo que sucederá en el futuro», y así, de tal modo,   dijo el  Obispo que tampoco nosotros debemos tener miedo, porque sólo el   Señor  Misericordiso “tiene la llave de la historia, del sucederse de  los   hechos y de los acontecimientos, guiados por su Providencia”, para  lo   cual –acotó- se requiere una colaboración clave de nuestra  inteligencia  y  voluntad libres. A continuación dijo que el fruto de la  presencia  de  Jesús Resucitado es la verdadera “paz”, que es mucho más  que la  ausencia  de conflicto, es “plenitud” (como lo sugiere la noción   judaica de  “shalom”). En efecto, el evangelio (Evangelio según san Juan   20, 19-31)  manifiesta como Jesús expresa a los suyos un  deseo-mandato:  «¡La paz  esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí,  yo también los  envío a  ustedes.» Al decirles esto, sopló sobre ellos y  añadió:  «Reciban el  Espíritu Santo”. Es el Espíritu Santo, precisó,  el que nos  hace clamar,  como el Apóstol Tomás: «¡Señor mío y Dios  mío!». “También  hoy –comentó  Mons. Sarlinga- podemos tener miedo,  podemos “mirar al  cielo y no tener  confianza”, pero, como “Iglesia  peregrina”, sabemos  que Jesús  misericordioso es como el “piadoso  Pelícano, cuya imagen  tienen Vds. en  el frontis de este espléndido  altar”, piadoso Pelícano,  porque, como  narra la leyenda de esta ave,  cuando sus hijos están  desfallecientes, es  capaz de abrirse el pecho  para alimentarlos, tanto  es el Amor que les  tiene, que ha dado la vida  por sus hijos, por todos  nosotros. Tampoco  abandonará a su Iglesia,  ni abandonará a nadie que  eleve sus ojos a Él  pidiéndole paz y el don  del Espíritu Santo”.
 http://www.radiogarin.com.ar/Videos/misericordioso.htmlEn  cambio, al concluir la celebración,   estaba preparada una “feria  artesanal”, por un lado (muy concurrida) y   un espectáculo inusual, que  consistió en una especie de  “auto   sacramental” , llevado a cabo por un  cuerpo de danzantes (y de ballet)   de jóvenes oriundos de Garín, los  cuales interpretaron una pieza que  se  refería a la acción oscura del  pecado y de la injusticia, y a la   acción liberadora de la Gracia y la  Misericordia, tema acorde con la   celebración. Llamó mucho la atención a  los concurrentes, y el Obispo   permaneció durante toda la actuación, que  fue muy aplaudida, y al   término de ella accedió con mucho gusto a  tomarse fotos con los   integrantes del cuerpo de danza, todos jóvenes,  muchachas y muchachos, a   los cuales felicitó.





Cabe  destacar que el templo ubicado en   ese populoso barrio fue inaugurado el  domingo 5 de agosto de 2007, por   el Nuncio apostólico Mons. Adriano  Bernardini, el cual acudió a Garín,   invitado por el Obispo Mons. Oscar  Sarlinga, a tales efectos, y   consagró el altar y dedicó el templo en una  memorable celebración que   congregó la multitud más grande que se tenga  memoria en esa región, en   el ámbito católico. La imagen de Jesús  Misericordioso entronizada en   dicho templo fue realizadapor una artista  pintora de Zárate, quien ya   hizo otras obras, entre ellas el San Pablo  del colegio homónimo, el   ícono de la Resurrección, en la Asociación de  fieles de la diócesis de   Saluzzo (Italia), "Il Cenacolo" y "la Madonna  del Pozzo", de Villa   Rosa, entre otras que se encuentran en la parroquia  de Nuestra Señora   del Carmen, de Zárate.      La Santísima Virgen está  representada como   Nuestra Señora de Itatí, por la gran devoción a dicha  advocación por   parte de la población de la zona, originaria en gran  parte de las   provincias del Nordeste, o del Paraguay. El altar fue  enriquecido con   la talla en metal de la imagen del “piadoso Pelícano”,  obra de uno de   los hermanos del instituto religioso, proveniente de  Lima, Perú.
 
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