MISA CRISMAL EN LA IGLESIA CATEDRAL DE “SANTA FLORENTINA” (CAMPANA)
Con  una iglesia catedral colmada de  fieles hasta el vasto atrio, y pese al  lluvioso tiempo, 80 sacerdotes  de la diócesis, 7 diáconos permanentes,  todos los seminaristas del  Seminario “San Pedro y San Pablo”, numerosos  religiosos, religiosas, y,  como se ha dicho, una nutrida representación  laical proveniente de las  distintas parroquias, se dio cita el miércoles  santo, vísperas de la  Cena del Señor, a las 19.00, para celebrar la  Misa Crismal, presidida  por el obispo, Monseñor Oscar Sarlinga,  celebración en la cual los  presbíteros renovaron sus “promesas  sacerdotales” y el Obispo consagró  los santos óleos. Luego de hacer  referencia al veloz paso del tiempo en  la “historia vivida” (“parece  ayer cuando celebramos la Navidad,  parece ayer también cuando iniciamos  el año 2011 con esperanza, y hoy  estamos en plena Semana Santa, en esta  Misa Crismal, podríamos decir  como los latinos “tempus fugit”,  quisiéramos aferrarlo a veces, pero es  así como fluye, con el gobierno  de la Providencia divina, y nuestra  aceptación a la voluntad del Señor,  nuestra contribución a co-crear  “historia vivida” en conformidad con su  disposición amorosa,  aprovechemos el tiempo, el paso de Yahweh, el de  Cristo”-dijo-)   Monseñor Oscar se refirió al significado de la “unción”  de todo el  pueblo de Dios, con el Sacerdocio real que ha recibido, y  cómo Dios  elige a algunos hombres para conferirles el Sacerdocio  ministerial  (distinto no sólo en grado sino esencialmente, y citó para  ello la  const. Lumen gentium, 10), al mismo tiempo que profundizó en el  sentido  y raíz bíblica del óleo o aceite, estableciendo a partir de su  origen  (eláion) “una relación con la misericordia, bálsamo que cura  nuestras  heridas” Respecto de la unción del Sacerdocio real dijo que  hace que  cada uno de los bautizados, “según su vocación y elección” obre  en  realidad, haga presente, en cierto sentido, la persona y obra de   Jesucristo, y citó para ello la carta de san Pablo a los Colosenses   (1,15-20). Dijo de los sacerdotes que por su especial vocación y   elección el Señor los ha hecho a imagen de Cristo como lo dice el   Apóstol y Evangelista Juan (Jn 101-5), “Pastor y Puerta de la Grey”, así   como también destacó la “sacramentalidad” del episcopado, más que  grado  supremo de un “escalafón” a manera de una categorización  promocional. A  continuación se refirió al concepto paulino de “la nueva  vida en  Cristo” que ha de ser una realidad tanto para el laicado,  laicos de  consagración especial, religiosos, religiosas, y sacerdotes,  de modo tal  que busquemos “las cosas de arriba” y, cual “elegidos de  Dios” (siempre  empleando el lenguaje de la carta a los Colosenses)  “tengamos  sentimientos de compasión, humildad, mansedumbre,  sobrellevándonos o  soportándonos los unos a los otros, y revistiéndonos  de la caridad, con  una vivencia plena de las virtudes y los dones del  Espíritu Santo, más  que con la visión desdibujada o incluso caricatural  que en nuestros  ambientes se presentan a veces las virtudes”. Para  esto tenemos que ser  “eukharístikoi”, eucarísticos en sentido amplio y  eucarísticos como  enraizados en la Eucaristía, fuente y culmen; y ser  agradecidos, pues es  la virtud de la piedad y el don del Espíritu Santo  el que nos hace ser  agradecidos a Dios, en primer lugar, y a todos los  que nos han hecho el  bien –acotó-. Exhortó a las comunidades presentes  a agradecer todo lo  bueno que recibieron de sus sacerdotes, y a éstos a  agradecer al Señor  por el don de la vocación, así como a promover las  vocaciones  sacerdotales y religiosas.
La celebración de la Cena del Señor es presidida por Mons. Oscar Sarlinga en la iglesia concatedral de la Natividad del Señor, de Belén de Escobar, este jueves a las 20.00 horas.
La celebración de la Cena del Señor es presidida por Mons. Oscar Sarlinga en la iglesia concatedral de la Natividad del Señor, de Belén de Escobar, este jueves a las 20.00 horas.
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