domingo, 24 de febrero de 2013

Docentes participan de las Jornadas anuales de Formación Docente de la diócesis de Zárate-Campana

Con el lema impulsor de “Redescubrir cada día la belleza de la Fe, para testimoniarla con la coherencia de vida..." (de S. S. Benedicto XVI) fueron ochocientos los docentes participantes de las Jornadas anuales de Formación Docente de la diócesis de Zárate-Campana, en el evento que tuvo lugar en instalaciones del colegio “Inmaculada Concepción” de la populosa localidad de Maquinista Savio, el día 21 del corriente. El Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga se hizo presente, así como el vicario general, Mons. Ariel Pérez, los vicarios episcopales de educación y de curia, el moderador de la JuREC (Junta Regional de Educación Católica, organismo ejecutivo y de coordinación de entidades educativas católicas ) Prof. Héctor Mila y numerosos directivos y colaboradores directos en el ámbito de la educación diocesana. Junto con docentes, directivos, representantes legales, de las diversas escuelas del Obispado de Zárate-Campana, así como algunas pertenecientes a congregaciones religiosas, más todos los integrantes de la citada JuREC.
Jornadas Docentes Zárate-Campana 2013
 Las jornadas, que comenzaron puntualmente a las 8:30 horas, en un día lluvioso que hacía presagiar una escasísima asistencia, dadas las calles de tierra y no asfaltadas que rodean al colegio, en un barrio humilde y carenciado donde el establecimiento educativo es promocional de la educación, fue, sin embargo, muy concurrido y de las más distintas regiones de la diócesis. Fue muy valorada la asistencia de la Inspectora Jefe de la Región XI del subsistema educativo de DiPregep, así como todos los inspectores de área y nivel en lo educativo.
Exposición en Jornadas Docentes Zárate-Campana 2013
 El programa, luego del recibimiento, tuvo su apertura a las 8 horas, con la Celebración inicial a cargo de los organizadores, luego palabras de bienvenida, del sentido de la fe en la educación y de la organización y organicidad de la educación católica en la diócesis, por parte del Señor Obispo Mons. Dr. Oscar D. Sarlinga, seguido por una exposición programática de parte del mencionado Moderador de la Ju.R.E.C. profesor Héctor Jorge Mila.
La exposición central le fue encargada a la Dra. Ana María Sanguinetti, con el tema “La identidad del Docente en la Escuela Católica”, a la que subsiguieron palabras de la Inspectora Jefe (interina) Lic. Marcela Cordero.
 Luego de una pausa, la Hermana Marìa Trinidad Garro, tuvo su plática formativa acerca de “Evangelizar desde la cátedra. La Catequesis como eje del proyecto educativo”.
Siguió la despedida y entrega de certificados de asistencia a estas Jornadas formativas, que han significado un eje de compenetración en los contenidos e interactividad de la educación a lo largo de años.
La presentación y locución estuvieron a cargo del colegio anfitrión, así como de voluntarios de entre el personal docente y no docente, por razones de logística, seguridad y buen desarrollo del acontecimiento, que es la primera vez en la historia de la diócesis que se tiene en ese humilde y laborioso lugar, en las extremas afueras del partido de Pilar, en límite con el partido de Escobar. Las palabras del Sr. Obispo, quien entroncó la significación de haber tomado como sede dicho colegio de la Inmaculada Concepción, con el sentido de la Fe en el Magisterio de Benedicto XVI, a saber, el contenido de la Fe y el acto de Fe, aplicados a la educación, con el eje de “la Fe impulsora de educación”, así como distintos conceptos sobre el desarrollo integral y solidario a partir de una educación participativa, han sido desgrabados y se ofrecen en la página web del Obispado:
A modo ejemplificativo, puesto que el sistema educativo del Obispado de Zárate-Campana cuenta con 18.000 alumnos, se destacò muy especialmente en la Jornada la necesidad y la urgencia de proseguir con la integraciòn de las familias en en dicho proyecto educativo integral.
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Secretaría de Comunicación Institucional del Obispado 
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lunes, 11 de febrero de 2013

Mensaje de Cuaresma de Mons. Oscar Sarlinga 2013

"Movidos por el Amor apasionado y gratuito”

«Cuando el Todopoderoso quiere mostrar que una obra viene sólo de su mano, entonces reduce todo a la impotencia, y después, Él obra».

(Bossuet)


Queridos hermanos y hermanas, hijos e hijas en Jesús, Buen Pastor:
Nos aproximamos ya al santo tiempo de Cuaresma, que comienza este próximo miércoles de ceniza, en este año de la Fe, 2013. El Santo Padre nos ha hecho reflexionar, con su Mensaje, en que “Creer en la caridad suscita caridad”, pues «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16).
Llamada y respuesta. Dispongámonos a mirar, ver, escuchar y responder.
Cuaresma es tiempo privilegiado para “mirar al que hemos traspasado” (Cf. “Mirarán al que traspasaron”, dicho en Jn 19,37).  Es decir, mirar, y ver, a Cristo. Y escucharlo, en y por su Espíritu, es decir, “contemplar su Rostro”; y luego, más que imponer nuestro propio decir y hablar, abrirnos a la escucha de su Palabra, que nos abre a la vez al “amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros”, como nos lo afirma el Papa Benedicto en su Mensaje de Cuaresma en este 2013.
Y efectivamente, este “apasionamiento” es certísimo, tanto que el amor, el verdadero, es fruto del Espíritu Santo, y que nuestra respuesta a la llamada del Espíritu, más que obligación a causa de“ser comandados”, es “respuesta al don del amor, con el cual Dios viene a nuestro encuentro” (Cf Benedicto XVI, Enc. Deus caritas est, n. 1).
¿Por qué cuesta tanto dar y recibir respuesta?. ¿Podríamos dejar de notar una extendida “desatención”?. Me refiero a una especie de un permanente “seguir el carnaval” (despojado éste de su significación primigenia, como días de particular festividad, que precedían a la penitencia cuaresmal). Estruendos, abundan. A nuestro alrededor (por no hablar de nosotros mismos) muchos miran sin ver, pocos atienden, muchos “oyen”, pocos “escuchan”. Tantísimos, sin embargo, “esperan”, y de esa “espera” nosotros, “los apóstoles”, los evangelizadores (obviamente incluyo al laicado), debiéramos sentirnos “deudores”, tanto así, que toda cómoda o apoltronada instalación o reniegue, en este aspecto, nos debiera preocupar, y mucho. Sería “no querer responder”.
Sacar de los males, bienes.
Cito la frase del Mensaje del Papa, “respuesta al don de amor” muy de corazón, porque sólo esa experiencia de gratuidad, y de Pasión será la que podrá de verdad mover a conversión. Quien vive la gratuidad, se deja moldear “un corazón de carne”. Quien no, tristemente avanzará hacia la petrificación del corazón (“un corazón de piedra”).
Porque es la categoría de “encuentro gratuito, amoroso” con Dios Amor la que tiene el poder de disipar en nosotros esa especie tan particular y densa de oscuridad, esa densa y negra como un bitumen, el cual, ennegreciéndonos, nos “impide” -en el sentido más propio- el ver que no es otro sino el amor misericordioso de Dios el único que «revalida, promueve y extrae el bien de todas las formas de mal existentes en el mundo y en el hombre (...) y que, así, “constituye el contenido fundamental del mensaje mesiánico de Cristo” (Cf. Beato Papa Juan Pablo II, Enc. Dives in misericordia, 6).
Impotencia de nuestras solas fuerzas y Potencia del creer
Por no vivir en plenitud la “gratuidad”, por “desconfiar” (la desconsoladora desconfianza enraizada en el espíritu humano), tantas veces nos sentimos frustrados y casi impotentes, incluso (o en especial) ante nuestro pecado, ante todas las consecuencias de éste (que ni siquiera llegamos a mesurar) o bien ante nuestro endurecimiento, o el de los otros, todo lo cual pareciéramos no poder modificar de ningún modo, o muy poco. Puede dejarnos perplejos la desproporción entre los medios que (con la mejor intención) pudimos haber puesto para que “todo vaya para mejor”, y la realidad que pensamos haber “conseguido”. La actitud que estaríamos llevados a experimentar es la de “abandono” en el sentido abandónico, algo así como el haberse apagado la luz.
¿De dónde surge esa obscuridad?. Esto es así porque en la gravedad del pecado como “voluntaria aversión a Dios” hay siempre, en un sentido u otro, cierto acto de procurar «extinguir el Espíritu» (Cf I Tes. 5, 19), esto es, el procurar extinguir al Compañero inseparable, Dulce Huésped del alma, Consuelo y Dador de bondad, Padre de los Pobres.  Una especie de “apagón”.
Sin embargo, la apertura al Espíritu hace que la luz nunca se apague, porque es divina. Los invito a interpretar algún “signo”, y a estos efectos, les aporto algo que recuerdo haber leído en las obras del Obispo y predicador, Bossuet: «Cuando el Todopoderoso quiere mostrar que una obra viene sólo de su mano, entonces reduce todo a la impotencia, y después, Él obra».
Así, aun esperando contra toda humana esperanza, tengamos siempre divina esperanza, porque son los “esperanzados” y los “esperanzadores” (y en este sentido, los “anawin”, los “Pobres de Yahweh”) los que reciben la divina transformación esperada, de manos del Altísimo.
Muchos signos del Amor están a nuestro alrededor, mucho hemos caminado, en nuestro “itinerario hacia la Pascua”. El desear calibrarlo con la mensura “de este mundo”, de nada nos servirá; apliquemos la mirada con los ojos de la Fe, la “virtud-puerta”, y, para nada menor, sino más bien de modo fundante: “a la luz del contenido de la Fe”, de la Iglesia.
Creamos, todo es posible para el que cree, pues, aunque muchas cosas nos cuesten o duelan, cuando el Señor nos hizo “suyos”, nosotros «hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16). Ahora, “es tiempo de caminar” (como solía aconsejar santa Teresa de Jesús, que de camino sufriente, bastante sabía).
María, Auxilio nuestro
La Virgen Madre, Mujer creyente, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madre de la Divina Gracia, nos guíe en la Cuaresma, en un itinerario de penitencia purificadora, conversión plenificante (que incluya, real y existencialmente, la solidaridad como dimanación de la caridad, también “hasta que duela”), “per crucem ad Lucem”, por la Cruz, a la Luz.
Con mi afecto y bendición,

+Oscar Sarlinga
Campana, 10 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

La presentación del señor o "Candelaria" en la catedral de Campana.


El Obispo de Zárate-Campana, Mons.Oscar Sarlinga, presidió la eucaristía de la Presentación del Señor en la iglesia catedral de Santa Florentina, en Campana, este sábado 2 a las 20, con gran participación de fieles y familias, pese a no haberse hecho invitación oficial, también por la recurrencia del aniversario del nombramiento del obispo en su carácter de diocesano (el 3 de febrero de 2006) luego de su desempeño como obispo titular de Uzali y auxiliar de Mercedes-Luján desde su elección por el Beato Papa Juan Pablo II el 12 de abril de 2003. Concelebraron con el Obispo (pese a ser una misa de sábado por la tarde, numerosos sacerdotes, entre los cuales el vicario, Mons. Ariel Pérez, y el provicario, Mons. Santiago Herrera, y asistieron también los diáconos adscriptos a la iglesia catedral). Los seminaristas Elías Duff, Gustavo Parodi, Jonathan Sfardini, de Campana, estuvieron también presentes, así como numerosos jóvenes, de entre los cuales el coro, llamado especialmente para ese día. Las Hnas de Mater Dei, las Servidoras de María, otras religiosas, y vírgenes consagradas se hicieron presentes por la "Jornada mundial de la Vida Consagrada", instituida por el Beato Papa Juan Pablo II. De entre los sacerdotes, como perteneciente a congregación religiosa, concelebró el R.P. Giovanni Guarino, de los PP. Rogacionistas de Campana.  
Numerosas eran las candelas o cirios, que fueron bendecidas por el Obispo al inicio de la Misa, y que luego fueron encendidas, todas, las de los sacerdotes y las de los fieles, al momento del rezo del credo niceno-constantinopolitano, resaltando a Jesucristo como “Luz de Luz”. Mons. Oscar Sarlinga quiso que en la Misa estuviera presente la imagen de San José (de 1806) recientemente restaurada, con su aura y con los frutos de la granada en plata y granate (pues el Patriarca San José le está entregando unas granadas al Niño Jesús, en un llamativo simbolismo). También estaba en el presbiterio la imagen lígnea de Nuestra Señora de Luján, que encabezó la primera misión popular que tuvo la diócesis, en 1979, y de la cual dijo Mons. Sarlinga que fue “luz de la nueva evangelización”. Hizo también alusión el prelado al sentido de la granada como “símbolo bíblico del pueblo de Israel, y del Sumo Sacerdote”, con algunas citas del Antiguo Testamento, y relacionó la referencia con la carta a los Hebreos, diciendo que el Niño Presentado al Templo, el Mesías-Mensajero de la Nueva Alianza, era el Pontífice misericordioso y fiel, el que conoció el sufrimiento y se entregó por nosotros, así como, en Él, “nosotros tenemos que entregarnos a los demás”. Dijo luego, con lenguaje fuerte, que, más que “luz”, los medios audiovisivos presentaban tantas veces “quemazón” y “prender fuego”, en los más diversos sentidos, tanto como cuando se prende fuego a otra persona (tipo de agresión que se ha puesto de triste moda, desgraciadamente, aunque también puede aplicarse en sentido figurativo, pero no menos nocivo) o cuado “se prende fuego” a los demás, por odio, rencor, venganzas que originan una “concatenación de venganzas, tanto como la violencia engendra siempre más violencia”. Dijo también que ello ocurre tangiblemente en esos países donde existe, o se fomenta, el odio racial o presuntamente “religioso” (lo cual es una contradicción –añadió- y mencionó que “se quema la paz” todas las veces que se prende fuego una iglesia, una mezquita, una sinagoga, o lo que fuere, una aldea, una etnia, por odio, pero a ese odio –acotó- no pocas veces subyacen intereses inconfesables para “atizar fuego” y, “de las cenizas de los otros” forjar un propio provecho. Hizo también referencia a la Iglesia Católica en la India, la cual está comprometida en la campaña en favor de un mayor reconocimiento de la dignidad de la mujer, una de las necesidades apremiantes de la sociedad, y como en medio de la controversia por los recientes hechos de violencia que padecieron las mujeres, la arquidiócesis de Bombay convocó a una manifestación llamada ¨37 millones de luces¨ para llamar la atención al tema fundamental: más allá de políticas criminales, se requiere un verdadero respeto por la dignidad humana.
Como aporte a la homilía, citó un texto del Papa Benedicto XVI en la primera misa que presidió como Pontífice en la Candelaria de 2006, cuando dice que “El Niño entro en su Casa” al entrar al Templo, como “Mensajero de la Alianza” y luego ofreció una breve reflexión desde la exhortación “Marialis Cultus” del venerable Siervo de Dios Pablo VI, acerca de lo cual –añadió el prelado- lo impresionó en especial la intuición teológica de la Virgen , como Madre,“unida íntimamente al Siervo Doliente de Yahweh”, de tal modo que, según la “Marialis cultus”, dicha festividad es “memoria conjunta del Hijo y de la Madre”, y al mismo tiempo se trata de la “celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé”, y asimismo la Santísima Virgen es considerada “ejecutora de una misión referida al antiguo Israel y como modelo del nuevo Pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza del sufrimiento y por la persecución” (Cf Paulo VI, Exhortación apostólica “Marialis cultus” para la recta ordenacióny desarrollo del culto a la Santísima Virgen María, Parte I: el Culto a la Virgen en la Liturgia, n. 7.
Continuó Mons. Oscar Sarlinga con “la luz de la Nueva Evangelización” e invitó a unirse a las fiestas patronales diocesanas de Nuestra Señora de Luján, que este año 2013 serán celebradas en Exaltación de la Cruz, puesto que es el séptimo año en que se celebran, con convocación a todos los fieles de la diócesis, en la localidad elegida para la posterior “Misión Joven”, siendo Exaltación de la Cruz el último partido de la diócesis que aún no ha recibido ese gran y multitudinario acontecimiento diocesano, y que tendrá lugar en el mes de octubre. La primera Misión Joven tuvo lugar en Santiago del Baradero, la segunda en Belén de Escobar, la tercera en Campana, la cuarta en San Antonio de Areco, la quinta en Pilar-centro, la sexta en Zárate, y ésta, la séptima, como se dijo, en Exaltación de la Cruz, cuya iglesia parroquial conserva un espléndido Crucifijo de la escuela del Cano, del siglo XVIII, que la hace un centro de peregrinación para la región.