Ofertorio en la misa de toma de posesión del P. Acuña |
Padre Hugo Acuña y Padre Fernando Crevatin en la concelebración |
Dado el destino del Pbro. Fernando Crevatin para el doctorado en teología, así como para confesor ordinario del Seminario “San Pedro y San Pablo” y profesor del mismo, el Obispo, quien ya había designado al Pbro. Hugo Acuña para pastorear la parroquia de Nuestra Señora de las Gracias, lo puso en posesión de su misión pastoral el domingo 17 a las 11, en el templo parroquial, literalmente abarrotado por la concurrencia de la feligresía, de ese populoso barrio de Peruzzotti, de las capillas circundantes y a la vez provenientes de otros lugares de Pilar y de la diócesis. Es una parroquia que cuenta con un excelente y activo consejo pastoral. Monseñor Sarlinga afirmó que se proseguirán “todas las obras pastorales y de carácter social”. Concelebraron con el Obispo el mismo P. Acuña, el Pbro. Fernando Crevatin, el Pbro. Jorge Ritacco, cura párroco de N.S. del Pilar, asisió el diácono Darío Arreguy y asimismo otros diáconos estuvieron presentes, como también algunos seminaristas del Seminario “San Pedro y San Pablo”, sin faltar los jóvenes de la “Posada de la vida”, tan querida para el Padre Hugo Acuña y para todos.
Al término de la celebración, junto con un agradecimiento al Pbro. Fernando Crevatin por parte de una laica de la comunidad, se ofreció la siguiente oración:
Sacerdotes: Manos benditas
Al inicio de la vida, comienza nuestro camino: por tus manos renacemos con el Bautismo. Pasados los años,ya con uso de razón, tus manos nos regalan la Primera Comunión; y como el ser humano tiene débil corazón, por tus manos recibimos del mismo Dios el perdón. A través de tus manos al pan y al vino baja Dios cada día cuando los consagras y al final de cada Misa, tras la última oración, con tus manos nos llega de Dios la bendición. Si por vocación llamados nos decidimos casar, tus manos santifican nuestra unión en el altar. Si nos hiere un grave malo si la muerte se acerca, con los óleos nos confortas ungiendo nuestra cabeza. A través de tus manos nos entrega Dios sus dones¡Benditas manos consagradas del Sacerdote! José García Velázquez
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